El lector va a encontrar en este libro algunos poemas escritos en la enredadera de la vida en los que podrá reconocerse, espejo de sus emociones. Alberto Salamanca ha seguido los faros de la gran tradición de la poesía en español para dejar palabras suspendidas en el aire capaces de dirigir los pasos de quienes aman o sufren. Fernando Valverde
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- Índice
- Prólogo
- [Mi] Teoría —breve— de la poesía
- I. La enredadera
- La enredadera
- El silencio
- Lluvia afligida
- El hombre gris
- La demora
- El desdoblamiento
- La fuente
- Indómita maestra agreste y perseverante
- Retrato
- Homenaje a la incongruencia
- Hermosura que en memoria perdura
- II. La enredadera estriada
- Ojos de fuego
- Cuando mi gusto es tu lengua
- Eres camino y paso y huella
- Tu vida, como la mía
- Ambos sabíamos
- Y gozoso respiré
- Hálito liviano y fresco
- Salpicada danza del agua en el rompeolas
- Ignoraba todo de aquella mujer
- Justo entonces
- Al cruzar la avenida
- Esclava de arena y ola
- Amor boreal
- Todavía entre tus brazos
- Ensortijado anillo de cabello
- Caracola sin eco
- III. Enredadera del cabo
- Toná de la última bala
- Sopla el viento desbocado
- Geografía
- Noche en la isleta
- Pozo del capitán
- Se perdió en el hechizo
- Luminiscente luciérnaga
- Punta Javana
- Son de las negras
- Cala del carnaje
- Mar de lobos
- IV. Amargura, armazón y enredadera
- La podías descubrir en las arrugas de su rostro
- El espejo. QED (Quod Erat Demonstrandum)
- La conocí una hermosa tarde en abril
- Atrás quedaron las otras vidas
- Agria pulsión de muerte
- Atrapada sin poder moverse
- La vi brotar
- Nostalgia de senderos de grava
- De la fuente de la memoria
- Pasos amantes de destierro
- Cementario inglés
- Las fotos de ayer
- Mi día tan corto
- Kigali, julio de 1994
- La amargura, el armazón y la enredadera