La poesía de Felipe García Quintero es elemental, porque postula un trasiego; un juego combinatorio de los elementos —tierra, agua, aire, fuego— en busca siempre de la cifra que, desmalezada, entrega el hueso: lo medular. En esa misma dirección podría decirse que aparece aquí un elemento lejos de la quintaesencia aristotélica y cercano a esa quinta pata que reconocen algunas culturas orientales: el vacío.
Jorge Boccanera
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- Prólogo
- Poética
- Algún latido 2016
- Relámpago
- Mañana
- Pradera
- Luz
- Morada
- La casa
- Liturgia
- Memoria
- Del rayo
- Soplo
- Pan
- Nubes da la mesura
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- Visión
- Metales
- Pájaro
- Terral 2013
- La piedra
- Al sol
- Alegría
- Nominación de la arena
- La mañana
- Humo
- Dísticos de la consumación
- Terral
- Las gallinas
- En casa del fotógrafo
- Memorial de alabanza
- Con Antoine, el mar
- Correspondencia de la momia
- Siega 2011
- Res
- La cabra
- Muchacha del viento
- Astro del triste
- Todos los dragones, como delirios del fuego, se consumieron en tu fiebre
- Nunca tuvimos nada. Jamás algo fue nuestro
- Ciudad de dios (fragmentos)
- Los huesos y el aire
- Mirar el aire 2009
- Cielo vertical
- El fondo, el aire
- El reverso, otro adentro
- Teoría animal
- Del que anda en la tierra
- Con amor de piedra
- Viaje
- Rostro
- El agua que falta
- Luz sobre la piedra
- Sin cielo las estrellas
- La herida del comienzo 2005
- Piedra vacía 2001
- Agua rota
- El vacío del aire
- Piedra vacía
- Vida de nadie 1999
- Índice