«Un melancólico retrato de Palermo, un homenaje a los clásicos mediterráneos del género negro y una autopsia de los males de la sociedad. El culto, cínico y divertido La Marca es una eficaz mezcla entre Philip Marlowe y Woody Allen».
JUAN C. GALINDO, El País
«La Verdad es siempre revolucionaria, según dicen; incluida la verdad meteorológica». Y así, por una casualidad, y a causa de un cadáver tendido sobre la acera recién lavada por la lluvia de un Palermo otoñal, Lorenzo La Marca se ve empujado a investigar un caso de homicidio en el milieu anticuario de la capital siciliana. Pero ya sabemos que él tiene su propio tempo: deambula por los sinuosos callejones de la ciudad árabe y por las avenidas arboladas de Mondello, pone un disco de Chet Baker, vuelve a ver una película de Bergman, toma un aperitivo en su terraza contemplando el atardecer sobre el mar de tejados y cúpulas... Y únicamente entonces, como la evanescente y compleja arquitectura de un solo de trompeta, la trama va perfilándose en el aire.
Melodías, largometrajes, citas literarias... modernas mitologías y viejos anhelos con los que ese biólogo de profesión, detective por casualidad y dandi por naturaleza que es La Marca homenajea a los clásicos del género negro de la mejor de las maneras: viviéndolos como una novela.
- Portadilla
- Créditos
- Índice
- Dedicatoria
- Nota del autor
- I September song, aunque era octubre
- II La ugrofinesa
- III El 21/31 iba de Torrelungaa la Acquasanta
- IV La Viuda Alegre
- V La noche en que Chet Baker tocó en el Brass
- VI El pelargonio blanco
- VII Las prisiones de M. Laurent
- VIII El Fiat Uno blanco
- IX Comprad la sal y conservadla
- X ¡Ah, Mijaíl Ilariónovich!
- XI Feliz Navidad y Achtung
- XII Más tarde, mañana, quizá nunca