Rilke escribió este libro tras una larga estancia en Rusia, donde visitó a Tolstoi, quien le causaría una gran impresión. Quizá de su influencia, y de las conversaciones con los campesinos, han surgido estas extraordinarias Historias del buen Dios, un libro en el que, a modo de parábolas, trece narraciones bucean en las raíces del ser. El narrador elige como destinatarios de sus historias a distintos personajes: Ewald, un paralítico asomado siempre a la misma ventana, el pedante Baum, su propia vecina o incluso, en la historia final, la oscuridad. Pretende que ellos, a su vez, las transmitan a los niños, quizá los únicos capaces de entenderlas en toda su profundidad.
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- El cuento sobre las manos de Dios
- El extranjero
- Por qué el buen Dios quiere que haya gente pobre
- De cómo la traición llegó a Rusia
- De cómo el viejo Timofei murió cantando
- La canción de la Justicia
- Una escena del gueto de Venecia
- De un hombre que escuchaba las piedras
- De cómo un dedal llegó a ser el buen Dios
- Un relato sobre la muerte con un extraño apunte manuscrito
- Una asociación nacida de una necesidad imperiosa
- El mendigo y la dama orgullosa
- Una historia contada a la oscuridad
- Índice