A pesar de tantos intentos por comprenderla, delimitarla o definirla, la literatura va escapando siempre a las limitaciones, va continuando un relato infinito en el que se mezclan palabras, sueños, filosofía, arte, amor y muerte. En la continuación de ese relato, en sus hendiduras, está la libertad de seguir leyendo y escribiendo (y, quizá, siendo).