Él no buscaba piernas esbeltas ni curvas exuberantes...
Deacon Prescott, propietario de uno de los casinos de Las Vegas, deseaba una mujer con clase y Kylie Smith la tenía a raudales. La encantadora divorciada tenía el don de derretirle el corazón con sólo mirarlo. Seducirla resultó fácil, de hecho, Deacon había apostado que ella accedería a casarse con él y había ganado. Pero las cosas no salieron como esperaba y de pronto el duro Deacon sólo tenía una oportunidad para salvar su matrimonio; tendría que poner en juego su corazón, algo que había prometido no hacer jamás.