Se casaron porque iban a tener un hijo.
El príncipe Dominic Sancho siempre cumplía con su deber, jamás defraudaba las expectativas de su familia… Hasta la noche en que sucumbió al encanto de la irresistible orientadora de educación Ginny Jones, con dramáticas repercusiones. Ginny se había quedado embarazada y su hijo iba a ser un futuro heredero al trono de Xaviera. Solo había una solución, una boda real.
Para Ginny, un matrimonio de conveniencia era una auténtica pesadilla; pero, por el bien de su hijo, lo aceptó. Fue durante la luna de miel cuando comenzó a darse cuenta de que Dominic, en el fondo, podría llegar a ser, además de un príncipe, un buen padre y un marido extraordinario…