A Derringer Westmoreland le persiguió durante semanas la imagen de una mujer cuyo rostro no podía recordar tras una aventura de una única y fantástica noche. Pero deseaba volver a vivir aquella intensa pasión. Y cuando finalmente descubrió la identidad de la misteriosa mujer, se llevó toda una sorpresa; era Lucia Conyers, la mejor amiga de su cuñada. Lucia no estaba por la labor de convertirse en una más de las chicas de Derringer. Por primera vez en su cómoda vida, iba a tener que llevar a cabo un cortejo. Y si quería ganarse el corazón de Lucia, más le valía estar dispuesto a arriesgarse a perder el suyo.