El pensamiento de Balmes oscila entre sus reflexiones en torno a conceptos clásicos de la teología occidental, como el bien, y las nociones científicas que aparecen a lo largo de su obra. Resulta sorprendente su voluntad de construir una teología positiva en diálogo con la ciencia más avanzada de su época.
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- Sumario
- PRESENTACIÓN
- La vida
- Entre la religión y las matemáticas
- CAPÍTULO I. CONSIDERACIONES PRELIMINARES
- I. En qué consiste el pensar bien. Qué es la verdad
- II. Diferentes modos de conocer la verdad
- III. Variedad de ingenios
- IV. La perfección de profesiones depende de la perfección con que se conocen los objetos de ellas
- V. A todos interesa el pensar bien
- VI. Cómo se debe enseñar a pensar bien
- CAPÍTULO II. LA ATENCIÓN
- I. Definición de la atención. Su necesidad
- II. Ventajas de la atención e inconvenientes de su falta
- III. Cómo debe ser la atención. Atolondrados y ensimismados
- IV. Las interrupciones
- CAPÍTULO III. ELECCIÓN DE CARRERA
- I. Vago significado de la palabra «talento»
- II. Instinto que nos indica la carrera que mejor se nos adapta
- III. Experimento para discernir el talento peculiar de cada niño
- CAPÍTULO IV. CUESTIONES DE POSIBILIDAD
- I. Una clasificación de los actos de nuestro entendimiento y de las cuestiones que se le pueden ofrecer
- II. Ideas de posibilidad e imposibilidad. Sus clasificaciones
- III. En qué consiste la imposibilidad metafísica o absoluta
- IV. La imposibilidad absoluta y la omnipotencia divina
- V. La imposibilidad absoluta y los dogmas
- VI. Idea de la imposibilidad física o natural
- VII. Modo de juzgar de la imposibilidad natural
- VIII. Se deshace una dificultad sobre los milagros de Jesucristo
- IX. La imposibilidad moral u ordinaria
- X. Imposibilidad de sentido común, impropiamente contenida en la imposibilidad moral
- CAPÍTULO V. CUESTIONES DE EXISTENCIA. CONOCIMIENTO ADQUIRIDO POR EL TESTIMONIO INMEDIATO DE LOS SENTIDOS
- I. Necesidad del testimonio de los sentidos, y los diferentes modos con que nos proporcionan el conocimiento de las cosas
- II. Errores en que incurrimos por ocasión de los sentidos. Su remedio. Ejemplos
- III. Necesidad de emplear en algunos casos más de un sentido para la debida comparación
- IV. Los sanos de cuerpo y enfermos de espíritu
- V. Sensaciones reales, pero sin objeto externo. Explicación de este fenómeno
- VI. Maniáticos y ensimismados
- CAPÍTULO VI. CONOCIMIENTO DE LA EXISTENCIA DE LAS COSAS ADQUIRIDO MEDIATAMENTE POR LOS SENTIDOS
- I. Transición de lo sentido a lo no sentido
- II. Coexistencia y sucesión
- III. Dos reglas sobre la coexistencia y la sucesión
- IV. Observaciones sobre la relación de causalidad. Una regla de los dialécticos
- V. Un ejemplo
- VI. Reflexiones sobre el ejemplo anterior
- VII. La razón de un acto que parece instintivo
- CAPÍTULO VII. LA LÓGICA ACORDE CON LA CLARIDAD
- I. Sabiduría de la ley que prohíbe los juicios temerarios
- II. Examen de la máxima "Piensa mal y no errarás"
- III. Algunas reglas para juzgar de la conducta de los hombres
- CAPÍTULO VIII. DE LA AUTORIDAD HUMANA EN GENERAL
- I. Dos condiciones necesarias para que sea valedero un testimonio
- II. Examen y aplicaciones de la primera condición
- III. Examen y aplicaciones de la segunda condición
- IV. Una observación sobre el interés en engañar
- V. Dificultades para alcanzar la verdad en mediando mucha distancia de lugar o tiempo
- CAPÍTULO IX. LOS PERIÓDICOS
- I. Una ilusión
- II. Los periódicos no lo dicen todo sobre las personas
- III. Los periódicos no lo dicen todo sobre las cosas
- CAPÍTULO X. RELACIONES DE VIAJE
- I. Dos partes muy diferentes en las relaciones de viajes
- II. Origen y formación de algunas relaciones de viajes
- III. Modo de estudiar un país
- CAPÍTULO XI. HISTORIA
- I. Medio para ahorrar tiempo, ayudar la memoria y evitar errores en los estudios históricos
- II. Distinción entre el fondo del hecho y sus circunstancias. Aplicaciones
- III. Algunas reglas para el estudio de la Historia
- CAPÍTULO XII. CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE EL MODO DE CONOCER LA NATURALEZA, PROPIEDADES Y RELACIONES DE LOS SERES
- I. Una clasificación de las ciencias
- II. Prudencia científica y observaciones para alcanzarla
- III. Los sabios resucitados
- CAPÍTULO XIII. LA BUENA PERCEPCIÓN
- I. La idea
- II. Regla para percibir bien
- III. Escollo del análisis
- IV. El tintorero y el filósofo
- V. Objetos vistos por una sola cara
- VI. Inconvenientes de una percepción demasiado rápida
- CAPÍTULO XIV. EL JUICIO
- I. Qué es el juicio. Manantiales de error
- II. Axiomas falsos
- III. Proposiciones demasiado generales
- IV. Las definiciones inexactas
- V. Palabras mal definidas. Examen de la palabra «igualdad»
- VI. Suposiciones gratuitas. El despeñado
- VII. Preocupación en favor de una doctrina
- CAPÍTULO XV. EL RACIOCINIO
- I. Lo que valen los principios y las reglas de la dialéctica
- II. El silogismo. Observaciones sobre este instrumento dialéctico
- III. El entimema
- IV. Reflexiones sobre el término medio
- V. Utilidad de las formas dialécticas
- CAPÍTULO XVI. NO TODO LO HACE EL DISCURSO
- I. La inspiración
- II. La meditación
- III. Invención y enseñanza
- IV. La intuición
- V. No está la dificultad en comprender, sino en atinar. El jugador de ajedrez. Sobiezk. Las víboras de Aníbal
- VI. Regla para meditar
- VII. Carácter de las inteligencias elevadas. Notable doctrina de Santo Tomás de Aquino
- VIII. Necesidad del trabajo
- CAPÍTULO XVII. LA ENSEÑANZA
- I. Dos objetos de la enseñanza. Diferentes clases de profesores
- II. Genios ignorados de los demás y de sí mismos
- III. Medios para descubrir los talentos ocultos y apreciarlos en su valor
- IV. Necesidad de los estudios elementales
- CAPÍTULO XVIII. LA INVENCIÓN
- I. Lo que debe hacer quien carezca del talento de invención
- II. La autoridad científica
- III. Modificaciones que ha sufrido en nuestra época la autoridad científica
- IV. El talento de invención. Carrera del genio
- CAPÍTULO XIX. EL ENTENDIMIENTO, EL CORAZÓN Y LA IMAGINACIÓN
- I. Discreción en el uso de las facultades del alma. La reina Dido. Alejandro
- II. Influencia del corazón sobre la cabeza. Causas y efectos
- III. Eugenio: sus transformaciones en veinticuatro horas
- IV. Don Marcelino: sus cambios políticos
- V. Anselmo: sus variaciones sobre la pena de muerte
- VI. Algunas observaciones para precaverse del mal influjo del corazón
- VII. El amigo convertido en monstruo
- VIII. Cavilosas variaciones de los juicios políticos
- IX. Peligro de la mucha sensibilidad. Los grandes talentos. Los poetas
- X. El poeta y el monasterio
- XI. Necesidad de tener ideas fijas
- XII. Deberes de la oratoria, de la poesía y de las bellas artes
- XIII. Ilusión causada por los pensamientos revestidos de imágenes
- CAPÍTULO XX. FILOSOFÍA DE LA HISTORIA
- I. En qué consiste la filosofía de la Historia. Dificultad de adquirirla
- II. Se indica un medio para adelantar en la filosofía de la Historia
- III. Aplicación a la Historia del espíritu humano
- IV. Ejemplo sacado de las fisonomías que aclara lo dicho sobre el modo de adelantar en la filosofía de la Historia
- CAPÍTULO XXI. RELIGIÓN
- I. Insensato discurrir de los indiferentes en materia de religión
- II. El indiferente y el género humano
- III. Tránsito del indiferentismo al examen. Existencia de Dios
- IV. No es posible que todas las religiones sean verdaderas
- V. Es imposible que todas las religiones sean igualmente agradables a Dios
- VI. Es imposible que todas las religiones sean una invención humana
- VII. La revelación es posible
- VIII. Solución de una dificultad contra la revelación
- IX. Consecuencia de los párrafos anteriores
- X. Existencia de la revelación
- XI. Pruebas históricas de la existencia de la revelación
- XII. Los protestantes y la Iglesia católica
- XIII. Errado método de algunos impugnadores de la religión
- XIV. La más alta filosofía, acorde con la fe
- XV. Quien abandona la religión católica no sabe dónde refugiarse
- CAPÍTULO XXII. EL ENTENDIMIENTO PRÁCTICO
- I. Una clasificación de acciones
- II. Dificultad de proponerse el debido fin
- III. Examen del proverbio «Cada cual es hijo de sus obras»
- IV. El aborrecido
- VI. El instruido quebrado y el ignorante rico
- VII. Observaciones. La cavilación y el buen sentido
- VIII. Delicadeza de ciertos fenómenos intelectuales en sus relaciones con la práctica
- IX. Los despropósitos
- X. Entendimientos torcidos
- XI. Inhabilidad de dichos hombres para los negocios
- XII. Este defecto intelectual suele nacer de una causa moral
- XIII. La humildad cristiana en sus relaciones con los negocios mundanos
- XIV. Daños acarreados por la vanidad y la soberbia
- XV. El orgullo
- XVI. La vanidad
- XVII. La influencia del orgullo es peor para los negocios que la de la vanidad
- XVIII. Cotejo entre el orgullo y la vanidad
- XIX. Cuán general es dicha pasión
- XX. Necesidad de una lucha continua
- XXI. No es sólo la soberbia lo que nos induce a error al proponernos un fin
- XXII. Desarrollo de fuerzas latentes
- XXIII. Al proponernos un fin debemos guardarnos de la presunción y de la excesiva desconfianza
- XXIV. La pereza
- XXV. Una ventaja de la pereza sobre las demás pasiones
- XXVI. Origen de la pereza
- XXVII. Pereza del espíritu
- XXVIII. Razones que confirman lo dicho sobre el origen de la pereza
- XXIX. La inconstancia: su naturaleza y origen
- XXX. Pruebas y aplicaciones
- XXXI. El justo medio entre dichos extremos
- XXXII. La moral es la mejor guía del entendimiento práctico
- XXXIII. La armonía del universo defendida con el castigo
- XXXIV. Observaciones sobre las ventajas y desventajas de la virtud en los negocios
- XXXV. Defensa de la virtud contra una inculpación injusta
- XXXVI. Defensa de la sabiduría contra una inculpación infundada
- XXXVII. Las pasiones son buenos instrumentos, pero malos consejeros
- XXXVIII. La hipocresía de las pasiones
- XXXIX. Ejemplo: la venganza bajo dos formas
- XL. Precauciones
- XLI. Hipocresía del hombre consigo mismo
- XLII. El conocimiento de sí mismo
- XLIII. El hombre huye de sí mismo
- XLIV. Buenos resultados del reflexionar sobre las pasiones
- XLV. Sabiduría de la religión cristiana en la dirección de la conducta
- XLVI. Los sentimientos morales auxilian la virtud
- XLVII. Una regla para los juicios prácticos
- XLVIII. Otra regla
- XLIX. El hombre riéndose de sí mismo
- L. Perpetua niñez del hombre
- LI. Mudanza de don Nicasio en breves horas
- LII. Los sentimientos, por sí solos, son mala regla de conducta
- LIII. No impresiones sensibles, sino moral y razón
- LIV. Un sentimiento bueno, la exageración lo hace malo
- LV. La ciencia es muy útil a la práctica
- LVI. Inconvenientes de la universalidad
- LVII. Fuerza de la voluntad
- LVIII. Firmeza de voluntad
- LIX. Firmeza, energía, ímpetu
- LX. Conclusión y resumen
- Notas
- Libros a la carta