El Salmo 37 aparece para muchos como un típico poema sapiencial que reafirma la doctrina de la retribución –los justos tienen éxito, los malvados fracasan–, más allá de las situaciones concretas que en la realidad parecen desmentirla. El presente estudio muestra, en cambio, que la fuerza del poema radica en su orientación escatológica. El Salmo responde al problema de la teodicea anunciando que el Señor intervendrá en la historia de un modo definitivo y cambiará la situación presente. En un futuro cercano, los pobres tomarán posesión de la tierra y los malvados desaparecerán. Este mensaje es dado en forma de discurso parenético que busca calmar a un destinatario exasperado por la injusticia y tentado de reaccionar violentamente frente a la misma. A partir de la certeza de la pronta intervención divina, el Salmo propone que la mejor actitud es la de esperar en el Señor y perseverar en el bien.