Se pueden perder las llaves, el móvil o un anillo... ¡Pero no a una abuela!
Uno suele perder las llaves, el móvil, la clave del Wifi, un céntimo de euro, ¡pero no a una abuela! ¡¿Cómo se puede perder a una anciana de ochenta años que se mueve a la velocidad de un gusano de seda?!
Pues esto, precisamente, es lo que le sucede a Juanamari, una niña que pasa el fin de semana con su abuela Nuchi y su perro salchicha en el pueblo de la anciana. La jubilada desaparece de la noche a la mañana y, para Juanamari, cuya única compañía en ese lugar es la mascota de su abuela, comienza entonces un periplo contra reloj por localizarla antes de que regresen sus padres.
Forzada por la situación y alimentada a base de albóndigas -lo único que guarda su abuela en la nevera-, la niña recorrerá la localidad a lo «Cherlock Jolms» en busca de Nuchi. Con el perro «longaniza» siempre a su lado, en su camino se topará con ancianos seniles, jubiladas chifladas y personajes variopintos, que la llevarán a vivir disparatadas y absurdas experiencias. Al mismo tiempo, irá descubriendo detalles de su abuela que desconocía y que la harán flipar en colores.