Cuentos para un desvelo en el que las paredes son espejos. Y los balcones, tal vez, caminos.
En estas historias los protagonistas se pierden, deambulan, se contemplan vivir... A menudo se duermen. Todos coinciden en impulsar, a ciegas, el movimiento hacia una caída. Atmósferas inquietantes, existencias abruptas en las que el absurdo o la locura parecen formas premeditadas de fuga. La risa y la melancolía, dos caras de la misma medalla. El autor juega con sus propios fantasmas, haciéndolos habitar lo concreto sin privarnos del necesario impacto de lo invisible.
C. Barasi.