María es una joven arquitecta que ve la vida pasar por delante o, mejor dicho, por encima de ella, sin emoción, sin brillo... Hasta que un cúmulo de casualidades le enseñará a abrir los ojos, tomar decisiones y emprender su propio camino.
María, una arquitecta de veinticinco años, lleva unos meses viviendo en Montevideo, luego de haber dejado Punta del Este, su ciudad natal, con la ilusión de construir una vida más emocionante en la capital. Alejada del balneario, lleno de recuerdos, que la vio crecer en sus playas, los meses pasan y su tedio aumenta dándose finalmente por vencida a llevar una vida monótona y aburrida.
El primer mes de invierno la sorprenderá con una visita de su amor de adolescencia —quizás no tan adolescente—, un interesante e indescifrable nuevo compañero y una serie de intercambios y conversaciones con su chispeante colega de trabajo, con su padre y su joven pareja, con su madre jubilada, entre otros, que probablemente en otras ocasiones pasaron desapercibidas, pero este mes no.
El tiempo, elástico y subjetivo, marcará el trascurrir de este mes de cambio y reflexiones. Quizás la solución a su hastío no se encontraba en la mudanza de ciudad, sino en la falta de una brújula en su vida; y los diferentes encuentros vividos en este mes la ayudarán a definir los puntos cardinales para emprender su propio camino.