El ser humano se caracteriza por su afán comunicativo y su actividad social. Y la comunicación no es un simple intercambio de información, sino que está llena de matices porque en ella influyen nuestras emociones y pensamientos. Si popularmente se dice que una imagen vale más que mil palabras, en el acto de comunicarse cara a cara no podía ser menos, de manera que existen multitud de condicionantes para que cualquier relación sea o no exitosa.