En la palabra acusadora de los dueños, todas alguna vez hemos sido Jezabel. Pero este libro de oráculos es un camino de retorno a la gruta del Edén. Unos son textos escritos por una mujer que fue despojada e injuriada. Son oráculos frágiles, acortados, jirones desgastados por la inclemencia del tiempo y del tirano, su fuerza y extraordinaria mirada de la vida los han hecho sobrevivir y los han conservado. Los otros los completan, a través de la mirada de Londoño, como se completa el ala rota de una mariposa, con devoción y ternura. En estos oráculos comprendemos a una Jezabel sobreviviente y errante, de aquí a Tiatira, del mercado al puerto, de la ventana al mar, del lupanar al templo, del alba al vientre. Leerlos advierte, al menos, una noche de insomnio y un reguero de lágrimas.
- Prólogo
- Las entrañas de la luz
- I
- II
- III
- IV
- V
- VI
- VII
- VIII
- IX
- X
- XI
- XII
- XIII
- XIV
- XV
- XVI
- XVII
- XVIII
- XIX
- XX
- XXI
- XXII
- XXIII
- XXIV
- XXV
- XXVI
- XXVII
- El asombro de las aguas
- XXVIII
- XXIX
- XXX
- XXXI
- XXXII
- XXXIII
- XXXIV
- XXXV
- XXXVI
- XXXVII
- XXXVIII
- XXXIX
- XL
- XLI
- Fragmentos legibles de la ruina
- Nota
- XLII
- XLIII
- XLIV
- XLV
- XLVI
- XLVII
- XLVIII
- XLIX
- L
- LI
- LII
- LIII
- LIV
- LV
- LVI
- LVII
- LVIII
- LIX
- LX
- LXI
- LXII
- LXIII
- LXIV
- LXV
- LXVI
- LXVII
- LXVIII
- LXIX
- LXX
- LXXI
- LXXII
- LXXIII
- LXXIV
- LXXV
- LXXVI
- LXXVII
- Agradecimientos