Si bien en la clase de literatura se ha de contribuir a la experiencia literaria de los niños y de los jóvenes y se han de crear contextos en los que esta experiencia sea posible, junto a ello, la escuela tiene la responsabilidad de instruir, es decir, de proporcionar los recursos necesarios para que los alumnos se conviertan en lectores autónomos; es decir, para que los alumnos aprendan a escuchar lo que los textos tienen que decir.
Las secuencias que mostramos en este libro, que proceden de experiencias de aula con alumnos de la ESO y de Bachillerato, se sitúan en el marco del modelo de secuencia didáctica, que se verá facilitado porque estas propuestas no consisten en la mera descripción de una serie de actividades, sino que están acompañadas por una reflexión teórico-didáctica que las justifica. Además, tienen como objetivo fomentar la reflexión y el debate sobre modelos didácticos alternativos a los que tradicionalmente se basan tanto en el historicismo (transmisión de conocimientos sobre épocas, autores y obras organizados de acuerdo con un eje histórico) como en el comentario de textos, por lo general de orientación rígidamente formalista.
Se muestra también en estas secuencias una de las características más interesantes, a nuestro juicio, de la propuesta metodológica de las secuencias didácticas: la integración de los diferentes componentes de la competencia lingüístico-comunicativa (uso oral y escrito, comprensión y expresión, uso y reflexión sobre la lengua), y todo ello en relación con la educación literaria.