Los versos de Juan Felipe Robledo quieren alcanzar esa condición de la música callada de San Juan de la Cruz, el goce silencioso de un pensamiento. Por ejemplo nos dice: La morosa delectación con que una frase se extiende hasta el infinito. Y sentimos que la poesía queda comprendida entre las artes sensuales; la caricia del verso en el oído, la certeza mental de que su eficacia es inagotable, entran en el censo de los placeres carnales, y el hedonista Juan Felipe, amigo de Anacreonte y de Teócrito, amigo del teólogo que sabe hallar también a Dios en el demorado deleite de las cosas del mundo, menciona Esa dichosa manera de estar allí, / como lo está la música o el sabor de una fruta. Juan Felipe Robledo (Medellín, 1968) Estudió Literatura en la Universidad Javeriana de Bogotá, en donde obtuvo la Maestría en Literatura Latinoamericana y ha sido profesor durante varios años. En 1999 ganó el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines, concedido por el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas, en México, con su libro De mañana. Dos años después, le fue otorgado en Colombia el Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Cultura por el volumen La música de las horas.