Crónica de la Nueva España : Tomo II

Crónica de la Nueva España : Tomo II

  • Author: Cervantes de Salazar, Francisco
  • Publisher: Linkgua
  • Serie: Historia
  • ISBN: 9788498168853
  • eISBN Pdf: 9788499530260
  • Place of publication:  Barcelona , Spain
  • Year of publication: 2011
  • Pages: 454

Catedrático y después rector de la recién fundada Universidad de México. Cervantes de Salazar escribió por encargo del Rey esta crónica que, además de narrar los hechos históricos, permite conocer el punto de vista del poder y toda la retórica universitaria de la época. La Crónica de la Nueva España destaca por su gran valo r antropológico por sus datos sobre las culturas indígenas autóctonas y también histórico, por los datos que ofrece sobre la conquista y la gesta de Hernán Cortés, al que conoció personalmente; se inspiró para ello en las Cartas de relación del mismo y en la Crónica de López de Gómara

  • Créditos
  • Presentación
    • El poder
  • Libro IV. Continuación
    • Capítulo LXXIII. Cómo Sandoval vino a Tapaniquita, don de Cortés estaba, y de cómo vinieron los cempoaleses a quejarse de Narváez, y lo que sobre ello pasó
    • Capítulo LXXIV. Cómo antes que esto pasase tornó Narváez a enviar otros mensajeros a Cortés a requerirle con las provisiones, y de lo que sobre ello pasó
    • Capítulo LXXV. Cómo, sabiendo Narváez que Cortés se acercaba, salió al campo y ordenó su gente, y de la plática que estando a caballo hizo a los suyos
    • Capítulo LXXVI. Cómo Narváez se volvió a su alojamiento y de lo que de su plática sintieron y dijeron los suyos
    • Capítulo LXXVII. Cómo Cortés partió de Tapaniquita y pasó un río, y del peligro que en él hubo y cómo de la otra parte oían las escopetas y tiros del real de Narváez
    • Capítulo LXXVIII. Cómo, diciendo a Narváez que Cortés venía ya dos leguas de Cempoala, le salió al encuentro una legua de camino, y como no le topó se tornó a sus aposentos
    • Capítulo LXXIX. El razonamiento que Cortés hizo a los suyos después que Juan Velázquez de León llegó, persuadiéndoles a que muriesen primero que perdiesen lo ganado y viniesen en sujeción
    • Capítulo LXXX. Cómo Cortés, llegando cerca de Cempoala, casi a la media noche, prendió a Carrasco, espía, y lo que con él pasó
    • Capítulo LXXXI. La plática y razonamiento que Cortés hizo a los suyos y de lo que fraile Bartolomé de Olmedo hizo y dijo
    • Capítulo LXXXII. Cómo Hurtado, espía, entró dando arma en el real de Narváez, el cual se apercibió aunque no lo creía
    • Capítulo LXXXIII. Cómo Cortés dio mandamiento a Sandoval para prender a Narváez y cómo ordenó sus haces y les dio apellido
    • Capítulo LXXXIV. Cómo Cortés preguntó a Carrasco cómo estaba ordenado el real de Narváez, y cómo, creyendo que no decía la verdad, le mandó guindar, y de otras cosas
    • Capítulo LXXXV. Cómo Cortés acometió a Narváez y lo rompió y prendió, y lo que sobre ello pasó
    • Capítulo LXXXVI. Cómo después de preso Narváez, [Cortés] se mandó pregonar por capitán general, y cómo acometió con la artillería a trescientos de los de Narváez que no se querían dar, y de lo que unas mujeres dijeron
    • Capítulo LXXXVII. Cómo después de amanecido, Cortés hizo alarde de los suyos y cuántos murieron, y lo que al jurar Cortés pasó con Carrasco, y lo, que Guidela el negro dijo
    • Capítulo LXXXVIII. Cómo el señor de Cempoala con todos los principales que a la mira habían estado dieron a Cortés la enhorabuena de la victoria y de cómo la hizo saber a Moctezuma por pintura
    • Capítulo LXXXIX. Cómo Cortés se pasó a las casas de doña Catalina y de los regalos que le hicieron, y cómo estando allí vinieron ocho mil hombres de guerra chinantecas con el capitán Barrientos, y de cómo envió a Diego de Ordás con trescientos españoles a
    • Capítulo XC. El recaudo que Cortés mandó poner en los navíos y hacienda de Diego Velázquez, y de cuán caro costó la venida a Pánfilo de Narváez y a los indios de Cempoala y su comarca
    • Capítulo XCI. Cómo los mexicanos se levantaron contra Pedro de Alvarado y lo que sobre ello Hernando Cortés hizo
    • Capítulo XCII. La plática que Cortés hizo a todos los del ejército, queriendo partirse en socorro de Alvarado y cómo volvió las armas, y lo que le respondieron
    • Capítulo XCIII. Cómo Cortés se aprestó para su partida y de lo que en ella hizo
    • Capítulo XCIV. Lo que Alonso de Ojeda y Juan Márquez hicieran, y de cómo Cortés prosiguió su camino
    • Capítulo XCV. Cómo Cortés, aunque de paso, entró en Tlaxcala y de lo que con los señores de ella pasó
    • Capítulo XCVI. Cómo Ojeda prosiguió su camino y cómo llegó de Tlaxcala su compañero Juan Márquez y de lo que más les avino
    • Capítulo XCVII. Cómo saliendo de entre los indios Diego Moreno y Alonso de Ojeda, conocidos por los de a caballo, se holgaron mucho y caminaron adelante, y de lo que más les aconteció
    • Capítulo XCVIII. Cómo quedando de los españoles los más cansados descansado, los demás partieron con la artillería hacia Tlaxcala
    • Capítulo IC. Cómo Cortés partió de Tezcuco para México, y cómo parando en Tepeaquilla halló ruines señales, y cómo, partiendo de allí, entró en México
    • Capítulo C. Cómo llegado Cortés, Moctezuma salió al patio a recibirle y se disculpó de lo pasado, y de la contradicción que en esto hay
    • Capítulo CI. Las razones y causas por qué los mexicanos se levantaron contra Pedro Alvarado
    • Capítulo CII. Cómo se llamaba este baile y cómo se hacía, y si Pedro de Alvarado acometió [a] los indios por codicia o por deshacer la liga, y lo que después se supo de las ollas
    • Capítulo CIII. Lo que Cortés, descubiertas las causas de la rebelión, dijo a los señores y principales, y de cómo otro día se comenzaron a descubrir para tornar a ella
    • Capítulo CIV. Cómo los mexicanos, pidiendo tianguez a Cortés, alzaron por señor al hermano de Moctezuma, y de lo que aconteció a Antón del Río, que fue la primera señal de la segunda rebelión
    • Capítulo CV. Cómo se vieron más señales de la rebelión y del primer combate que los mexicanos dieron a Cortés
    • Capítulo CVI. El segundo rebato que los indios dieron a Cortés y de cuán reñida fue la batalla
    • Capítulo CVII. El tercer recuentro y cómo salió Cortés con los de caballo y tomó la calle de Tacuba y de lo que pudiera hacer si quisiera
    • Capítulo CVIII. El cuarto combate que los indios dieron y de cómo Cortés tomó el cu de Uchilobos, adonde trescientos señores se habían fortalecido, y de lo que más pasó
    • Capítulo CIX. Cómo otro día más indignados que nunca, con nuevas maneras de pelear, acometieron a los nuestros los indios, y de lo que un tlaxcalteca hizo
    • Capítulo CX. Cómo un tiro sin cebarle disparó, y de lo que los indios dijeron de Nuestra Señora y de Santiago
    • Capítulo CXI. Otro combate que se dio a los nuestros y cómo Cortés por su persona tomó otro cu y cómo ganó siete puentes. Cómo le enviaron a llamar los señores mexicanos y lo que con ellos pasó
    • Capítulo CXII. Cómo tornado a seguir los enemigos a Cortés, tornó atrás, mató muchos, y hallando desembarazada la puente, pasó con gran dificultad. Cómo Marina habló a Moctezuma y él a los suyos y cómo lo hirieron
    • Capítulo CXIII. Cómo Moctezuma un día antes que muriese envió a llamar a Cortés y de las palabras que le dijo y de lo que Cortés le respondió
    • Capítulo CXIV. La muerte de Moctezuma y de lo que Cortés mandó hacer de su cuerpo y donde los indios lo enterraron
    • Capítulo CXV. Quién fue Moctezuma y de su condición y costumbres
    • Capítulo CXVI. Cómo Cortés envió a llamar a los señores mexicanos y de lo que con ellos pasó
    • Capítulo CXVII. Cómo Cortés otro día de mañana salió con tres ingenios de madera y cómo aprovecharon poco
    • Capítulo CXVIII. Cómo Cortés pidió treguas a los mexicanos y no se las quisieron conceder
    • Capítulo CXIX. Cómo determinó Cortés de salir aquella noche de la ciudad y de lo que Botello le dijo y lo demás que Cortés hizo
    • Capítulo CXX. Cómo Cortés ordenó su gente e hizo una puente de madera para pasar los ojos de las acequias, y a quién la dio, y lo que luego pasó
    • Capítulo CXXI. Cómo al poner de la puente en el primer ojo los españoles fueron sentidos y las velas tocaron al arma, y de la gente que por las calles y en canoas luego acudió
    • Capítulo CXXII. El salto que dicen de Pedro de Alvarado, y de cómo Cortés tornó a recoger la gente que atrás quedaba
    • Capítulo CXXIII. Cómo los españoles, pasado aquel ojo, llegaron a tierra firme y cómo los indios los siguieron hasta Tacuba, y cómo después de la puente reparó un poco Cortés y de lo que aconteció a un español
    • Capítulo CXXIV. Cómo en aquella parte donde murieron los más de los españoles, después de tomada la ciudad, un Juan Tirado hizo una capilla donde se dijo misa por los muertos
    • Capítulo CXXV. Cómo Cortés y los que escaparon de aquel peligroso paso fueron peleando hasta Tacuba, y de lo que allí les pasó
    • Capítulo CXXVI. Cómo Cortés se mostró sobre una quebrada a los de la retroguarda, con que los animó mucho, y lo que les dijo, y cómo todos se hicieron fuertes en un cu
    • Capítulo CXXVII. Cómo Cortés hizo alarde de su gente y la puso en orden y salió, para no ser sentido, de noche, y de lo que en el camino le aconteció
    • Capítulo CXXVIII. Cómo prosiguiendo Cortes su camino le dieron una pedrada en la cabeza, y cómo Alonso de Ávila dio una lanzada a un español y por qué, y lo que más sucedió
    • Capítulo CXXIX. Cómo yendo el ejército adelante salió un indio al camino a desafiar los españoles, y cómo los mexicanos, hecho sacrificio en México de los españoles, vinieron a Otumba, y del razonamiento que Cortés hizo a los suyos
    • Capítulo CXXX. Cómo se dio la memorable batalla que se dice de Otumba, y cómo Cortés mató al general de los mexicanos, y de otras cosas señaladas
    • Capítulo CXXXI. Cómo vencida esta memorable batalla, el ejército español pasó adelante, y de lo que más sucedió después
    • Capítulo CXXXII. Cómo Magiscacín y Xicotencatl y otros señores vinieron a aquel pueblo a visitar a Cortés, y de la plática que Magiscacín le hizo
    • Capítulo CXXXIII. Lo que Cortés respondió a Magiscacín y a los otros señores, y de las joyas que les dio, y de lo que más pasó
    • Capítulo CXXXIV. Las nuevas que Magiscacín dio a Cortés de Juan Juste y sus compañeros, y de cómo pidieron licencia para salir a correr la tierra con algunos españoles, donde andaban mexicanos
  • LIBRO V
    • Capítulo primero. Cómo Cortés y sus compañeros otro día entraron en Tlaxcala y del solemne recibimiento que en ella le hicieron, y de las palabras que Magiscacín dijo a Cortés
    • Capítulo II. Cómo Cortés halló en Tlaxcala a Juan Páez, capitán, y de lo que con él había pasado Magiscacín, y Cortés después le dijo
    • Capítulo III. Cómo Cortés, sabiendo de Ojeda lo que Xicotencatl y los de su parcialidad decían, se mandó velar, y del gran peligro de morir en que estuvo
    • Capítulo IV. El descontento que los españoles tenían, y de cómo requirieron a Cortés se fuese, y de lo que él les respondió
    • Capítulo V. Lo que Cortés respondió y del razonamiento que les hizo
    • Capítulo VI. Cómo los mexicanos enviaron sus embajadores a los tlaxcaltecas, prometiéndoles perpetua amistad si mataban a los españoles
    • Capítulo VII. Cómo, hechas sus ceremonias, los embajadores mexicanos propusieron su embajada, y de lo que Magiscacín respondió, mandándolos salir
    • Capítulo VIII. La consulta de los señores tlaxcaltecas y de cómo Magiscacín defendió la parte de los españoles y echó de las gradas abajo a Xicotencatl
    • Capítulo IX. Cómo Cortés dio las gracias a Magiscacín sobre lo que había pasado y cómo Xicotencatl pidió se hiciese guerra a los de Tepeaca
    • Capítulo X. Cómo Xicotencatl volvió a hablar a Cortés sobre la guerra de Tepraca, y de cómo primero que la comenzase envió sus mensajeros, y lo que los de Tepeaca respondieron
    • Capítulo XI. Lo que la señoría de Tlaxcala respondió, y de cómo Cortés salió a hacer la guerra
    • Capítulo XII. Cómo después de haber salido Cortes salió la demás gente, las devisas que los señores llevaban y la extraña manera con que al hijo de Magiscacín armaron caballero
    • Capítulo XIII. Cómo aquel día dieron en la tierra de Zacatepeque, y del duro y bravo recuentro que allí hubo con los de Tepeaca
    • Capítulo XIV. Cómo Cortés fue a Tepeaca y entró en ella sin resistencia, y de lo que más sucedió
    • Capítulo XV. Cómo estando Cortés en Tepeara, los mexicanos tentaron de matar con traición a los cristianos y cómo les descubrió, y el castigo que hubo
    • Capítulo XVI. Cómo en el entretanto que Cortés estaba en Tepeaca, indios de México publicaron que Cortés y los suyos eran muertos, y cómo mataron a Saucedo y otras desgracias acaecidas a españoles
    • Capítulo XVII. Cómo Diego de Ordás fue sobre Guacachula, la guerra que hizo y la presa que trajo
    • Capítulo XVIII. Cómo el señor de Guacachula envió secretamente a darse de paz a Cortés y con qué condición, y lo que respondió
    • Capítulo XIX. Cómo Cortés envió a Diego de Ordás y a Alonso de Ávila con doscientos españoles, y cómo se engañaron creyendo que los de Guacachula les trataban traición
    • Capítulo XX. Cómo Cortés se partió con los mensajeros de Guacachula, y de lo que en el camino le aconteció
    • Capítulo XXI. Cómo los indios de Guacachula, desmintiendo las velas, cercaron a los capitanes mexicanos y cómo pelearon con ellos y a la mañana los ayudó Cortés
    • Capítulo XXII. Cómo Cortés desde Guacachula se fue a Yzucar y echó de allí las guarniciones mexicanas que había, y de cómo allí, eligió por señor del pueblo a un muchacho que fue el primero que en las Indias se bautizó
    • Capítulo XXIII. El asiento y fertilidad de Yzucar y de cómo Cortés mandó llamar y algunos vecinos que se habían huido
    • Capítulo XXIV. Cómo Cortés volvió a Tepeaca y de allí envió a sus capitanes, unos a asegurar el camino de la Veracruz, y otros a pacificar otros pueblos, y de un nuevo modo de crueldad con que mataban a los nuestros
    • Capítulo XXV. Lo que un indio de los que así prendieron, antes que le justiciasen, confesó cerca de lo pasado, y de otras cosas
    • Capítulo XXVI. Cómo el cacique de aquel pueblo entró con cierta gente en aquellos aposentos y salió sin ser sentido, y de otras cosas que acaecieron
    • Capítulo XXVII. Cómo Cortés desde Tepeaca despachó mensajeros a la Veracruz, y de las nuevas que tuvo de Barrientos
    • Capítulo XXVIII. Tepeaca dio viruelas en los indios, y cómo como poco antes que Cortés saliese de fundó una villa que llamó Segura de la Frontera
    • Capítulo XXIX. Cómo Cortés desde la nueva villa de Segura despachó [a un hidalgo] con cuatro navíos de Narváez a Santo Domingo, y cómo vino a ver a Cortés el señor de Chinantla
    • Capítulo XXX. Cómo Cortés se partió para Tlaxcala y lo que pasó con Martín López, y cómo le envió adelante a cortar la madera
    • Capítulo XXXI. Cómo Cortés entró en Tlaxcala y del recibimiento que se le hizo, y de una plática que un señor al entrar en la ciudad le hizo, y de lo que Cortés respondió
    • Capítulo XXXII. El sentimiento que Cortés hizo por la muerte de su amigo Magiscacín, y cómo eligió señores, y entre ellos un hijo de su amigo
    • Capítulo XXXIII. En el cual se da cuenta cómo Magiscacín antes de su muerte pidió el bautismo, y de otras señales que mostró de cristiano, y cómo Cortés puso luto por él
    • Capítulo XXXIV. Cómo Cortés entendió en dar prisa cómo la madera se cortase, y procuró saber de los negocios de México
    • Capítulo XXXV. Cómo Guatemuza se aderezó para la guerra, y de las cosas que hizo y dijo para contra los cristianos
    • Capítulo XXXVI. El razonamiento que Guatemuza hizo a los mexicanos y a los otros sus amigos, animándolos contra los nuestros
    • Capítulo XXXVII. La repuesta que dieron los señores a Guatemuza
    • Capítulo XXXVIII. Cómo Cortés se rehizo y se aprestó para venir sobre México
    • Capítulo XXXIX. Cómo Cortés hizo alarde de los suyos, y de una solemne plática que les hizo
    • Capítulo XL. El alarde y reseña que otro día, a imitación de los nuestros, los tlaxcaltecas hicieron
    • Capítulo XLI. Los navíos y personas señaladas que en ellos vinieron en ayuda de Cortés
    • Capítulo XLII. Las ordenanzas que Cortés hizo y mandé pregonar para la buena gobernación del ejército, y cómo castigó a algunos que las quebrantaron
    • Capítulo XLIII. El razonamiento que Cortés hizo a los tlaxcaltecas al tiempo de su partida
    • Capítulo XLIV. Cómo Cortés salió de Tlaxcala y de lo que más sucedió
    • Capítulo XLV. Cómo Cortés prosiguió su camino, y lo que en él le pasó
    • Capítulo XLVI. Cómo Cortés subió a la cumbre de aquel monte, y cómo desde él señoreó la tierra, y de la refriega que hubo con los enemigos
    • Capítulo XLVII. Lo que Cortés respondió a los embajadores y cómo se fue a Quatichán, y de lo que más sucedió
    • Capítulo XLVIII. Cómo, subiendo ciertos españoles a las azoteas, vieron cómo los vecinos de Tezcuco desamparaban la ciudad, y lo que sobre ello Cortés proveyó
    • Capítulo IL. Cómo desde a tres días comenzaron algunos pueblos a venir de paz, y de lo que más sucedió
    • Capítulo L. La conjuración que hubo entre algunos españoles contra Cortés y cómo se supo, y del castigo que hizo en Villafaña
    • Capítulo LI. Cómo Cortés otro día mandó llamar a todos los suyos y del razonamiento que, leídos los nombres del papel, les hizo
    • Capítulo LII. Cómo Cortés tuvo ciertos recuentros con los de Iztapalapa, y de un gran peligro en que se vio
    • Capítulo LIII. La congoja que Cortés tuvo aquella noche, y de cómo otro día se le ofrecieron de paz ciertos pueblos
    • Capítulo LIV. Cómo Cortés envió a Gonzalo de Sandoval con doscientos hombres de a pie y veinte de a caballo a dos cosas muy importantes, que se dirán
    • Capítulo LV. Cómo Gonzalo de Sandoval fue a Chalco y de la refriega que con los mexicanos hubo, y de cómo los de Chalco vinieron a ver a Cortés
    • Capítulo LVI. Lo que Cortés respondió a los señores de Chalco y de cómo mandó a Sandoval volviese con ellos y de allí se llegase a Tlaxcala
    • Capítulo LVII. Cómo, llegando don Hernando el indio, Cortés lo eligió por señor de Tezcuco, y de la gente que luego vino a esta nueva
    • Capítulo LVIII. La plática que Cortés hizo a los ciudadanos y nuevo señor de Tezcuco, y de cómo ellos le juraron por señor
    • Capítulo LIX. Cómo los señores de Guatinchán y Guaxuta vinieron a decir a Cortés cómo todo el poder de Culhúa venía sobre él y de lo que él respondió e hizo
    • Capítulo LX. Cómo Cortés dio sobre aquellos pueblos y ellos le pidieron perdón, y lo que sobre esto hizo
    • Capítulo LXI. Cómo los de Chalco pidieron socorro a Cortés y de lo que respondió y de cómo le vinieron mensajeros de tres provincias
    • Capítulo LXII. Lo que Cortés respondió a los mensajeros y cómo confederó e hizo amigos a los de Chalco con ellos
    • Capítulo LXIII. Cómo Cortés supo que los bergantines estaban hechos y que había llegado un navío al puerto, y del hecho que hizo un español
    • Capítulo LXIV. Cómo Cortés envió a Sandoval por los bergantines y de lo que más le mandó y él hizo
    • Capítulo LXV. La traición con que los del pueblo morisco prendieron y mataron tantos españoles
    • Capítulo LXVI. Cómo Sandoval se partió y de un rétulo que vio, y del castigo que en el pueblo hizo
    • Capítulo LXVII. Cómo en el entretanto que Sandoval caminaba, los españoles salieron con la tablazón de los bergantes
    • Capítulo LXVIII. Cómo Sandoval topó con los que traían los bergantines y el orden con que venían
    • Capítulo LXIX. Donde se prosigue el orden y concierto con que iban los indios hasta llegar a Tezcuco
    • Capítulo LXX. Cómo, entrando, por los términos de México, se trocó el orden, y de lo que dijo el capitán que llevaba la delantera
    • Capítulo LXXI. Cómo llegada la tablazón y ligazón de los bergantines, vino socorro de españoles y caballos que habían venido de Santo Domingo, y de lo que Cortés les dijo y ellos respondieron
    • Capítulo LXXII. Cómo se armaron los bergantines y de la manera cómo se echaron al agua y con cuánta devoción y solemnidad
    • Capítulo LXXIII. Cómo Cortés envió [a] Alonso de Ojeda a la Villa Rica por dos tiros y de lo que le sucedió en el camino, y cómo a la vuelta Cortés le encargó la gente Tlaxcalteca
    • Capítulo LXXIV. Cómo Cortés, sin decir adónde iba, salió otro día con mucha [gente] a bojar la laguna, y de lo que le sucedió
    • Capítulo LXXV. Cómo otro día los tlaxcaltecas saquearon la ciudad, y cómo Cortés estuvo allí seis días escaramuzando, siempre con los enemigos
    • Capítulo LXXVI. Las cosas que los mexicanos decían a los españoles y de lo que Cortés les dijo y ellos respondieron
    • Capítulo LXXVII. Cómo Cortés, volviendo a Tezcuco, siguiéndole los mexicanos, les puso celadas y mató muchos de ellos
    • Capítulo LXXVIII. Lo que demás de lo contenido en el capítulo pasado Ojeda dice en su Relación
    • Capítulo LXXIX. Cómo Ojeda y Juan Márquez cataron a los indios tlaxcaltecas, y del oro que les hallaron, y cómo por esto muchos de ellos se ausentaron
    • Capítulo LXXX. Lo que Ojeda escribe que acaeció a Cortés en Tacuba cuando se subió a un alto, y de la gracia que Pedro de Ircio dijo a su alférez
    • Capítulo LXXXI. Cómo Cortés entró en Tezcuco y del regocijo con que fue recibido
    • Capítulo LXXXII. Cómo los tlaxcaltecas se despidieron de Cortés, y cómo vinieron mensajeros de Chalco a pedir socorro
    • Capítulo LXXXIII. Cómo Sandoval llegó a Chalco y allí ordenó lo que había de hacer, y de un bravo recuentro que hubo con los mexicanos
    • Capítulo LXXXIV. Cómo Sandoval fue a Acapistla, donde requirió a los mexicanos se diesen de paz, y de la batalla que con ellos hubo
    • Capítulo LXXXV. Cómo ido Sandoval, los mexicanos revolvieron sobre los de Chalco, y cómo antes que allá fuese Sandoval los de Chalco habían vencido
    • Capítulo LXXXVI. El socorro que vino a Cortés, y cómo de los prisioneros envió dos a los mexicanos
    • Capítulo LXXXVII. Cómo los mexicanos revolvieron sobre los de Chalco, y haciéndolo saber a Cortés, respondió que él quería ir al socorro
    • Capítulo LXXXVIII. Cómo otro día partió Cortés de allí, y cómo halló un peñol muy fuerte, y de la manera que tuvo en acometerle
    • Capítulo LXXXIX. Cómo Cortés combatió otro peñol, y cómo ambos se le dieron de paz, y de lo que le dijeron y él les dijo
    • Capítulo XC. Do se prosigue cómo los de este peñol se dieron de paz y con ellos los del otro, y lo que más pasó
    • Capítulo XCI. Cómo Cortés partió para Guastepec y de cómo allí fue recibido, y de la frescura de este pueblo, y cómo de allí pasó a Yautepec
    • Capítulo XCII. Cómo Cortés fue a Quaunauac, fuerte y grande pueblo, y cómo por el ánimo de un indio tlaxcalteca vino a ser señor de él
    • Capítulo XCIII. Cómo Cortés fue a Xochimilco, y del trabajo que en el camino pasó, y de la guerra que hizo a los del pueblo
    • Capítulo XCIV. Do se prosigue la batalla y se trata de un caso extraño que sucedió a Cortés
    • Capítulo XCV. Un bravo y soberbio razonamiento que Guautemucín, señor de México, hizo a los suyos, persuadiéndolos y exhortándolos a que de improviso diesen sobre Cortés en Xochimilco
    • Capítulo XCVI. Lo mucho que los mexicanos se encendieron contra los nuestros con el razonamiento de su señor, y de cómo luego pusieron por obra lo que les dijo
    • Capítulo XCVII. Cómo se trabó la batalla y cómo la vencieron los nuestros
    • Capítulo XCVIII. Cortés salió de Xochimilco y cómo todavía los enemigos le seguían, y cómo revolvió sobre ellos hasta que le dejaron y cómo entró en Cuyoacán
    • Capítulo IC. Cómo Cortés fue a Tacuba y de los recuentros que tuvo con los vecinos de la ciudad, y de cómo le llevaron dos españoles vivos
    • Capítulo C. Cómo Cortés prosiguió su camino y aquella noche fue a dormir a Tezcuco, y de cuán bien fue recibido
    • Capítulo CI. Lo que pasó a Cortés, y cómo fueron tratados en Chinantla Barrientos y Heredia, y de la astucia de Barrientos, con que se hizo temer
    • Capítulo CII. Cómo los de Chinantla enviaron dos indios, y con ellos la carta de Barrientos, y de lo que más sucedió
    • Capítulo CIII. Cómo el capitán que estaba en Tepeaca, recibió la carta y la envió a Cortés, y de lo que con ella se holgó
    • Capítulo CIV. Cómo Cortés, después de haber vuelto a Tezcuco entendió en acabar de aprestar los bergantines para la guerra
    • Capítulo CV. Cómo Cortés hizo alarde de la gente que tenía y eligió capitanes para los bergantines
    • Capítulo CVI. Cómo, hecho el alarde y elegidos capitanes, mandó pregonar de nuevo, las ordenanzas, y de las armas falsas que hizo dar
    • Capítulo CVII. Cómo Cortés envió a Alonso de Ojeda a Cholula a cierto negocio, y de ahí a que apercibiese a los de Tlaxcala y a los demás amigos para ir sobre México
    • Capítulo CVIII. Lo que Xicotencatl, en nombre de toda la señoría de Tlaxcala, respondió a Ojeda
    • Capítulo CIX. Cómo Ojeda entendió en recoger la gente y de lo que con ella le aconteció
    • Capítulo CX. Cómo entró Ojeda con los tlaxcaltecas y Cortés los salió a recibir
    • Capítulo CXI. Una solemne plática que Cortés hizo a los suyos antes que cercasen a México
    • Capítulo CXII. El público consentimiento, y alegría con que Cortés fue oído y de lo que muchos, unos a otros, se dijeron
    • Capítulo CXIII. Cómo Cortés ordenó su ejército, y cómo primero salieron todos los españoles en orden a la plaza con los indios amigos
    • Capítulo CXIV. Cómo se partieron los maestros de campo, y de ciertas diferencias que hubo entre ellos
    • Capítulo CXV. Cómo los dos capitanes fueron a quitar el agua dulce a México y aderezaron algunos malos pasos, y de otras cosas que hicieron
    • Capítulo CXVI. Cómo otro día de mañana salió Cristóbal de Olid a dar una vista, y de lo que le sucedió
    • Capítulo CXVII. La consulta que Guautemucín tuvo en México con los de su reino sobre la guerra, y de una plática que les hizo pidiéndoles su parecer
    • Capítulo CXVIII. La respuesta de los capitanes y señores mexicanos y de la diversidad de pareceres que entre ellos hubo
    • Capítulo CXIX. Cómo Guautemuza sacrificó cuatro españoles y cuatro mil indios, y cómo se determinó de seguir la guerra
    • Capítulo CXX. Lo que los tlaxcaltecas respondieron, y de lo que siente Motolinía acerca de la repuesta de los dioses
    • Capítulo CXXI. Cómo Xicotencatl, capitán de sesenta mil infantes, se volvió a Tlaxcala, de donde le trajeron; y traído, le mandó Cortés ahorcar
    • Capítulo CXXII. Cómo Cortés quiso ahorcar a Piltechtl y cómo riñó ásperamente a Ojeda cuando supo lo que había pasado
    • Capítulo CXXIII. Cómo Cortés se embarcó, y de una notable victoria que en el peñol hubo
    • Capítulo CXXIV. Otra muy señalada victoria que Cortés hubo de los mexicanos por el agua
    • Capítulo CXXV. Otra tercera victoria que Cortés hubo de los mexicanos
    • Capítulo CXXVI. Como Cortés saltó en tierra y sacó tres tiros gruesos, y de lo que con ellos hizo
    • Capítulo CXXVII. Cómo aquella noche, fuera de su costumbre, los enemigos dieron sobre Cortés
    • Capítulo CXXVIII. La brava refriega que otro día Cortés tuvo con los mexicanos, y de cómo les ganó una puente y un albarrada
    • Capítulo CXXIX. La refriega que Sandoval hubo, y de la industria que Cortés tuvo para que pasase la gente
    • Capítulo CXXX. Cómo Cortés envió a Sandoval a que acabase de cercar a México, y lo que sobre esto pasó
    • Capítulo CXXXI. Cómo Cortés determinó de entrar por la ciudad adentro, y de las victorias que aquel día alcanzó
    • Capítulo CXXXII. Cómo Cortés ganó una torre y una puente muy fuertes
    • Capítulo CXXXIII. La brava refriega que en este paso hubo, y cómo Cortés ganó otros pasos hasta llegar a la entrada de la plaza
    • Capítulo CXXXIV. Cómo Cortés entró en la plaza y huyeron los enemigos y revolviendo luego sobre los nuestros los hicieron retirar
    • Capítulo CXXXV. Cómo los enemigos fueron siguiendo a Cortés y cómo a otra parte pelearon Sandoval y Alvarado
    • Capítulo CXXXVI. Cómo don Fernando, señor de Tezcuco, acudiendo con mucha gente en favor de Cortés hizo una plática a sus hermanos, y lo que respondió el mayor de ellos
    • Capítulo CXXXVII. Cómo Cortés recibió al general y a los otros capitanes sus hermanos, y de lo que más pasó
    • Capítulo CXXXVIII. Cómo vinieron los de Xochimilco y otros amigos, y de lo que a Cortés dijeron, y él les respondió
    • Capítulo CXXXIX. Cómo Cortés repartió los bergantines para el combate de la ciudad, y de la plática que hizo a los suyos antes que la combatiese
    • Capítulo CXL. Cómo pasados los dos días, Cortés comenzó el combate, y de lo que aquel día pasó
    • Capítulo CXLI. Cómo Cortés, por consejo del general de Tezcuco, quemó muchas casas, y de lo que le movió a ello
    • Capítulo CXLII. Cómo Cortés volvió otro día al combate, y del trabajo que pasó en tornar a cegar lo que los enemigos habían abierto
    • Capítulo CXLIII. Donde se dice qué fue la causa por qué Cortés, tomadas y cegadas las puentes, no llevaba el real adelante, volviéndose siempre a su puesto
    • Capítulo CXLIV. La mucha gente de los pueblos de la laguna, que vino en favor de Cortés, y de cómo formó un grueso ejército de indios amigos, y lo que hicieron
    • Capítulo CXLV. Cómo Cortés determinó de combatir la ciudad por tres o cuatro partes, para que se les diese de paz, y de lo que sobre esto pasó
    • Capítulo CXLVI. La victoria que otro día tuvieron los reales españoles y de la porfía grande de Guautemuza
    • Capítulo CXLVII. La desgracia que a Pedro de Alvarado aconteció por quererse aventajar y señalar
    • Capítulo CXLVIII. Cómo Cortés supo esta desgracia, y de lo que con Alvarado pasó
    • Capítulo CIL. Algunas entradas que Cortés hizo, y de lo que respondió al tesorero Alderete, que le importunaba se metiese más en la ciudad
    • Capítulo CL. Cómo otro día Cortés dio orden en lo que se había de hacer para dar el combate
    • Capítulo CLI. El razonamiento que Cortés hizo a los suyos y del orden que dio en el combate
    • Capítulo CLII. Cómo Cortés acometió con su gente y del bravo y peligroso combate de aquel día
    • Capítulo CLIII. El gran riesgo y peligro en que Cortés se vio, por no estar bien ciega una puente
    • Capítulo CLIV. Do se prosigue y dice el peligro que de ser preso o muerto Cortés tuvo, y de cómo Olea murió defendiéndole, y de lo que hizo Cortés sobre esto
    • Capítulo CLV. Cómo Alvarado y Sandoval pelearon este día, y de lo que sucedió con el bergantín de Flórez, y cuánto ayudó el capitán Mota
    • Capítulo CLVI. Cómo Cortés salió a la calle de Tacuba peleando, y de lo que envió a decir a los otros capitanes de su compañía, y de lo que los enemigos hicieron
    • Capítulo CLVII. Las alegrías que los enemigos hicieron y de las palabras que dijeron y recaudos que enviaron a otras provincias
    • Capítulo CLVIII. Cómo sabido el desbarato de los españoles por la comarca, los indios de Marinalco y otros se rebelaron, y cómo Cortés envió contra ellos al capitán Andrés de Tapia, el cual los venció, y de la confederación de sus veinte compañeros
    • Capítulo CLIX. Cómo vinieron a Cortés mensajeros de los otomíes, quejándose de los de Matalcinco, y cómo determinó de enviar a ello a Sandoval
    • Capítulo CLX. Lo que los españoles sintieron esta partida, y cómo Sandoval venció
    • Capítulo CLXI. Cómo otro día por la mañana, queriendo Sandoval combatir la fuerza, no halló a nadie, y de lo que más sucedió
    • Capítulo CLXII. Cómo los tlaxcaltecas, después de venido Sandoval, pelearon sin los españoles con los mexicanos, y de una plática que su general antes hizo, y de cómo los mexicanos acometieron a los nuestros de súbito
    • Capítulo CLXIII. El peligro en que se vieron algunos bergantines y de lo bien que lo hizo Martín López, y de la muerte del capitán Pedro Barba
    • Capítulo CLXIV. Cómo estando la guerra en estos términos Cortés envió a Ojeda y a Juan Márquez a Tlaxcala por bastimentos, y del gran Peligro en que se vieron al salir de México
    • Capítulo CLXV. Cómo prosiguiéndose el combate, una Isabel Rodríguez curaba, y de lo que aconteció a un Antonio Peinado
    • Capítulo CLXVI. La muerte de Magallanes y de lo que sucedió al Tesorero Alderete, y del ánimo y esfuerzo de Beatriz de Palacios
    • Capítulo CLXVII. Lo que otro día sucedió, y del desafío de un indio y de cómo le mató Hernando de Osma
    • Capítulo CLXVIII. Cómo la guerra andaba tan encendida que hasta los niños y mujeres de los mexicanos peleaban y de lo que pasaron con Castañeda y Cristóbal de Olid, y del esfuerzo de Cristóbal Corral, alférez
    • Capítulo CLXIX. Cómo viniendo los españoles huyendo, Beatriz Bermúdez salió a ellos y los avergonzó, y volviendo, vencieron
    • Capítulo CLXX. Cómo los mexicanos tomaron a un español, y de lo que hicieron con él y con otros, y de la batalla que se trabó por tomar el cuerpo de un señor que Martín López mató
    • Capítulo CLXXI. Cómo Cortés, hecha consulta con ciertos capitanes, por muchas partes acometió la ciudad, y de cómo se señalaron algunos de ellos
    • Capítulo CLXXII. Cómo determinó Cortés de combatir otro día la ciudad por dos partes, y de lo que también este día se señalaron algunos capitanes
    • Capítulo CLXXIII. Do se prosigue lo que Cortés hizo y cómo se señalaron algunos otros capitanes
    • Capítulo CLXXIV. Cómo Cortés se retiró y de lo que hizo Pedro Dircio y de lo que Andrés de Tapia trabajó
    • Capítulo CLXXV. Cómo Cortés determinó de asolar la ciudad y del socorro que para esto le vino
    • Capítulo CLXXVI. Cómo pasados cuatro días de esta determinación, combatió Cortés la ciudad, y de cómo se entretenían los mexicanos, y del ardid que usaron
    • Capítulo CLXXVII. Cómo otro día tornó Cortés a combatir la ciudad y se subió a una torre para que los enemigos le viesen, y de un hazañoso hecho que hizo Hernando de Osma
    • Capítulo CLXXVIII. Lo que otro día hizo Cortés, poniendo celada a los enemigos, y de lo que hallaron los españoles en una sepultura, y de lo mucho que la celada atemorizó a los mexicanos
    • Capítulo CLXXIX. Cómo primero que los nuestros se retrajesen, los enemigos enviaron espías y los nuestros las tomaron, y de lo que se supo de una señora muy principal que Juan Rodríguez Bejarano prendió, y lo que de ciertos indios se entendió
    • Capítulo CLXXX. Do se prosigue lo que resta del pasado
    • Capítulo CLXXXI. Cómo Cortés al cuarto del alba dio sobre los enemigos, poniendo primero espías, y cómo derrocó con los bergantines muchos de los tablados que tenían hechos
    • Capítulo CLXXXII. Cómo Cortés tornó otro día al combate y cómo se acabó de ganar la calle de Tacuba, y quemó las casas de Guatemuza y lo demás
    • Capítulo CLXXXIII. Cómo otro día Cortés ganó a los enemigos una gran calle y de cómo revolvieron sobre Cortés y de lo que decían a los indios amigos
    • Capítulo CLXXXIV. Cómo Alvarado ganó ciertas torres cerca del mercado, y el peligro en que se vieron los de a caballo, y lo que Cortés hizo
    • Capítulo CLXXXV. Cómo Cortés entró en la plaza y Alvarado, por otro camino, vino a ella, y del placer que los unos con los otros recibieron, y cómo Cortés, de piedad, entretuvo el combate
    • Capítulo CLXXXVI. Lo que Cortés envió a decir a los de la ciudad y de lo que ellos respondieron
    • Capítulo CLXXXVII. Cómo Cortés mandó hacer un trabuco por falta de pólvora y cómo se erró, y de lo que pasó con los mexicanos
    • Capítulo CLXXXVIII. Lo que los mexicanos respondieron y del bravo combate que les dieron Cortés y Alvarado
    • Capítulo CLXXXIX. Cómo otro día Cortés volvió a la ciudad y de cómo los enemigos le llamaron, y de lo que le dijeron
    • Capítulo CXC. Cómo Cortés envió un principal mexicano que tenía preso a la ciudad, y de lo que le dijo, que hiciese, y cómo los suyos le sacrificaron
    • Capítulo CXCI. Cómo otro día entró Cortés en la ciudad, y de lo que dijo a ciertos principales de ella y de lo que ellos, llorando, le respondieron
    • Capítulo CXCII. Cómo Cortés salió a lo puesto y Guautemucín no vino, y de lo que envió a decir y Cortés respondió, y de las demás cosas que pasaron
    • Capítulo CXCIII. Cómo, volviendo, aquellos señores, dijeron a Cortés se viniese a ver con Guautemucín, y de cómo volvió a faltar, y cómo Cortés combatió unas albarradas y de la gran matanza que en los enemigos hizo
    • Capítulo CXCIV. Cómo otro día Cortés volvió a la ciudad, como lo tenía ordenado, y cómo un gran señor que se decía Ciguacoacín hablé a Cortés, y de lo que él proveyó para que los indios amigos no hiciesen estrago en los que se daban
    • Capítulo CXCV. Cómo Cortés, vista la rebeldía de los mexicanos, los combatió, y cómo Garci Holguín prendió a Guautemucín y al gobernador y de lo que más pasó
    • Capítulo CXCVI. Cómo Garci Holguín llevó preso a Guautemucín a Cortés y de lo que entre los dos pasó
    • Capítulo CXCVII. En qué día se tomó México y cuánto duró el cerco de ella, y de la memoria que hoy se hace de su victoria, y de otras cosas
    • Capítulo CXCVIII. Cómo Cortés mandó guardar los bergantines, y de los pronósticos que precedieron de la destrucción de México
  • LIBRO VI
    • Capítulo I. Un extraño caso que a Moctezuma acaeció estando determinado de salirse de México
    • Capítulo II. La diligencia que puso Cortés en saber del tesoro de México, y de otras cosas
    • Capítulo III. Lo que se hubo del despojo de México, y de lo que cupo al emperador de su quinto
    • Capítulo IV. Lo que con los procuradores escribió Cortés al emperador, y de lo que de Cortés le escribió el Cabildo de México
    • Capítulo V. Cómo fue preso Alonso de Ávila y llevado a Francia, y del gran ánimo que tuvo un año entero con una fantasma que de noche se echaba en su cama
    • Capítulo VI. Lo que más sucedió, y cómo Alonso de Ávila fue rescatado
    • Capítulo VII. Cómo ganada México, no teniendo Cortés pólvora para conquistar las demás provincias, envió diversas personas por azufre, y de lo que con Montaño y Mesa pasó
    • Capítulo VIII. Cómo Montaño y Mesa y otros compañeros se aderezaron para subir al volcán, y de lo que al principio les sucedió
    • Capítulo IX. Cómo prosiguiendo la subida del volcán, uno de los compañeros cayó en un ramblazo, y cómo otro de ellos se quedó en el camino desmayado, y cómo esperaron allí hasta que vino el día
    • Capítulo X. Cómo Montaño entró siete veces en el volcán, y la cantidad de azufre que sacó, y cómo entró otro y asimismo sacó azufre, y cómo el Montaño anduvo buscando por dónde pudiesen todos descender
    • Capítulo XI. Cómo por gran ventura toparon con el compañero, que había quedado desmayado, y del gran contento que él y ellos en toparse recibieron, y cómo acabaron de descender, y del espanto de los indios
    • Capítulo XII. La orden y diligencia que Cortés tuvo y puso para asegurar lo que había ganado, y saber lo que quedaba por ganar
    • Capítulo XIII. Cómo un español acaso descubrió la provincia de Michoacán, y de cómo Cortés envió a Montaña con otros españoles allá
    • Capítulo XIV. Lo que Montaño y los demás respondieron a Cortés, y cómo se despacharon y partieron
    • Capítulo XV. Cómo a cabo de cuatro días llegaron a un pueblo que se dice Taximaroa, en la raya de Michoacán y de la cerca del pueblo, y del recibimiento que los de él les hicieron, y de la matanza que en un tiempo los de Michoacán en él hicieron en los me
    • Capítulo XVI. Cómo aquel día los cuarto españoles con la demás gente se partieron en demanda de la ciudad de Michoacán, y cómo en ella fueron recibidos
    • Capítulo XVII. Cómo el Cazonci salió otra vez a ver a los nuestros y ellos lo salieran a recibir, y de lo que les dijo y ellos respondieron
    • Capítulo XVIII. Cómo el Cazonci mandó guardar a los nuestros de noche y de día y con dos señores les envió a decir no saliesen sin su mandado, y del temor que tuvieron de ser muertos
    • Capítulo XIX. Cómo aquellas españoles industriaron a los indios, y del recelo con que en el entretanto quedaron
    • Capítulo XX. Cómo de allí a tres horas, viniendo de montería el Cazonci, fue a visitar aquellos españoles y cómo les dio la caza, y de lo que por la lengua les dijo
    • Capítulo XXI. Cómo otro día muy de mañana vinieron muchos señores, y del gran presente que trajeron, y de lo que a los nuestros dijeron cerca del tratamiento de los señores que con ellos iban
    • Capítulo XXII. Cómo ya que los españoles querían salir, el Cazonci les envió a pedir el lebrel, y lo que pasó en dárselo, y cómo lo sacrificó
    • Capítulo XXIII. Cómo hasta llegar do Cortés estaba, los españoles se velaban cada noche, y de cómo le escribieron y de cómo los salió a recibir, y de lo que pasó con ellos
    • Capítulo XXIV. Lo que más pasé con aquellos españoles y de la alegría que con su venida hubo en el real, y de la embajada de aquellos señores, y cómo Cortés les respondió
    • Capítulo XXV. Cómo Cortés hizo señor del pueblo de Xocotitlán al indio intérprete para tenerle grato en las cosas de Michoacán, y de cómo un hermano del Cazonci vino a ver a Cortés y de lo que pasó con él
    • Capítulo XXVI. Lo que otro día se hizo y de cómo Cortés mostró a este capitán los bergantines y la destrucción de México, y lo mucho que de ello se espantó
    • Capítulo XXVII. Cómo el hermano del Cazonci se despidió de Cortés y llegado do su hermano estaba, contándole lo que había visto, le hizo venir
    • Capítulo XXVIII. Cómo el Cazonci fue a ver a Cortés y cómo de él fue recibido, y de su muerte algunos años después
    • Capítulo XXIX. Las provincias que Gonzalo de Sandoval conquistó y pobló
    • Capítulo XXX. Cómo Gonzalo de Sandoval salteó de noche un pueblo y prendió una señora, y de cómo ganó y conquistó otras provincias
    • Capítulo XXXI. Cómo Cortés envió a descubrir la mar del Sur por otro camino, y tenida relación envió a Pedro de Alvarado, y de cómo se dio de paz el señor de Teguantepec
    • Capítulo XXXII. Cómo Alvarado se volvió y los vecinos se mudaron, y Cortés envió a Diego de Ocampo, y de lo que aconteció a la vuelta a Pedro de Alvarado con un señor de indios chontales
    • Capítulo XXXIII. Cómo Cortés envió a la mar del Sur a hacer dos bergantines y cómo envió a Juan Rodríguez de Villafuerte, y Sandoval fue a Upilcingo y a Zacatula y de lo que más pasó
  • Libros a la carta

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