La función diplomática, es decir la manera como sus agentes hacen uso de esta herramienta, a pesar de ser sólo una de ellas, es variada y diversa. Su empleo está influido por la naturaleza de los vínculos entre los Estados respectivos, su historia, su geografía, su mayor cercanía o distancia, su afinidad política, la personalidad o la vinculación que haya entre sus gobernantes. De ahí entonces que no puede existir una norma estricta de acción diplomática sino que sólo pautas de uso más o menos comunes y que están a la disposición del diplomático, de entre las cuales este debe seleccionar las que permitan en cada caso cumplir en la forma más adecuada con sus propósitos. Esta segunda edición de La función diplomática sigue el formato de la anterior, pero contiene diferencias sustanciales con el propósito de actualizar la información, hacerla más precisa y ampliarla de acuerdo a los cambios ocurridos en los diferentes ámbitos del escenario internacional.