El libro XII de la Antología Palatina es la colección más amplia conservada de epigramas dedicados a la pederastia, término con el que en la Grecia antigua se hacía referencia a la relación de índole sexual, y socialmente aceptada, entre un adolescente de familia de buena posición social y un varón adulto, ciudadano influyente que gozaba de cierta fortuna y que era, a menudo, padre de familia. Sin embargo, los poemas contenidos aquí abarcan un gran segmento espacial y temporal, por lo que ya algunos autores no sienten el componente educativo de la pederastia, presente en sus orígenes, y escriben epigramas abiertamente homosexuales.