Griffith Knighton ha dado con el modo perfecto para evitar verse atrapado en un matrimonio con una de las hijas del conde de Swanlea: cambiando de identidad con otro hombre que casualmente encontró durante una visita a Swan Park. Así matará dos pájaros de un tiro: librarse del yugo conyugal antes de tiempo y ser , además, libre de encontrar los documentos que demostrarán su legitimidad. Después de todo, Griff no está dispuesto a casarse con ninguna solterona, por más lucrativo que esto sea. Pero con lo que no contaba en su elaborado plan era con la voluptuosa Rosalind, quien sería capaz de tentar al mismísimo san Juan y, Dios bien sabía que él no era ningún santo.
Rosalind está dispuesta a rebelarse al plan urdido por su padre de casarla con un rico heredero, tanto y más cuando ese hombre resulta del todo intolerable. Pero es que además existe un arrogante palurdo con el que se ha tropezado en Swan Park que la hace vibrar y Rosalind no puede negar el fuego abrasador que siente cuando está cerca de él. Si, además, viene envuelto en una capa de misterio y peligro, ¿cómo no arriesgar su corazón por un hombre cuyos secretos podrían destruir su incipiente amor?