Novela policiaca sobre un tapiz con todo el rigor histórico, esta obra pretende condensar el siglo XIX español. Aunque el título se refiere a la reina Isabel II, la de los tristes destinos, su reinado está vinculado a los generales: Espartero, Serrano, Narváez. Entre ellos el “General del pueblo” fue figura clave. Don Baldomero fue amante hasta de la futura mujer de Bolívar, pero cuando se enamoró de Jacinta Martínez de Sicilia y Santa Cruz, “mi querida Chiquita”, no hubo ya ninguna otra mujer en su vida.
La novela, contada en flash-back, empieza el 8 de enero de 1879, cuando muere el general en su palacio de la plaza de San Agustín de Logroño, que es la casa familiar y a donde él le envía a Jacinta una larguísima correspondencia llena de ternura y por la que es posible seguir todo el desarrollo de la I Guerra Carlista. Algunas de esas cartas se incluyen en la novela. El lugarteniente de Espartero, que cuenta la novela, hace también de detective porque, a lo largo de ese caótico siglo, se van sucediendo una serie de misteriosos asesinatos. No faltan, por supuesto, ni sor Patrocinio, la Monja de las llagas, ni los duelos, los masones, o las ejecuciones, como corresponde a tamaño desmadre de centuria.