A la obra Paseos de Noëlle Renaude la componen cinco momentos o "escenas", donde las voces de los personajes exigen que las escuchemos decir. Los personajes -seres verbales- deambulando, vagan por distintos e imprecisos tiempos y espacios. Paseos por las palabras que los personajes dicen y repiten: frases que van y vienen dando cuenta, como anuncian las indicaciones, de lo que "precedió" y "siguió". Ellos no hablan persiguiendo un intercambio, sino el 'no dejar decir', particularmente, lo que ya fue dicho en contextos diferentes al de la obra. En esta obra de Renaude, tal como sostiene Ubersfeld, el habla se ubica entre el teatro y la narración, y allí se ubica el actor como un "cuerpo parlante". La autora logra captar y condensar el relato de la comunicación; se focaliza, no en el intercambio, sino en el relato del intercambio. Así, las interacciones son 'traducidas' por los personajes, por el monologante dramatúrgico, restando protagonismo a los hechos y a las reflexiones que estos pudieran convocar, cuestión sumamente atractiva para actores y directores, dada la experimentación y las cuestiones que el plantea el "teatro narrado".
Traducción del libro por Susana Nigro