Diez años y tres libros separan a esta Josefa Parra de La hora azul de aquélla que ganara el Premio Loewe a la Creación Joven con Elogio a la mala yerba. Su voz, durante este trayecto, se ha ido depurando y adelgazando perceptiblemente. Si la búsqueda del conocimiento a través de las luces y sombras de la carne, el deseo o el amor sigue siendo el leitmotiv de su obra poética, su acento ha evolucionado hacia la intimidad, con frases más francas, claras y directas, en beneficio de la comunicación.
En La hora azul la poeta vuelve a mostrarnos sus horas señaladas y sus lugares marcados, esos asideros en los que ancla y enreda el hilo sutil de la existencia, esas excusas imprescindibles para urdir la vida y el poema.