Los habitantes de la región norteña de Casas Grandes, Bacubirito y Cocoritán sucumben a las tentaciones pero también toman partido en los acontecimientos políticos de la Reforma y la Revolución. La vida de Cástulo Bojórquez, emblemático y proverbial, es el eje en torno al cual giran las revelaciónes de los vecinos, amigos, enemigos, actuales y pretéritos.
- I. Cástulo quizá hubiera sido gente de bien…
- II. Doña Inés Ontiveros de Iturbe…
- III. Casas Grandes era una ranchería…
- IV. Así le decían desde entonces…
- V. La casa de Rudolf Kinkel…
- VI. No, Cástulo; la cabrona era la Ulogia…
- VII. Yo no sé por qué la patrona se enterca…
- VIII. Ernst no disparó…
- IX. Montado en su caballo…
- X. Eulogia…, qué nombre tan curioso…
- XI. En cuanto le disparé, me arrepentí…
- XII. Oscurecía ya cuando Cástulo regresó a casa…
- XIII. Don Teófilo…
- XIV. El producto de mi delirio…
- XV. Chino Tao enseñó a Cástulo…
- XVI. Eloísa…
- XVII. Esas confesiones me las hizo…
- XVIII. Salida de caballo…
- XIX. Teófilo vendrá…
- XX. De los dos Erich de Hamburgo…
- XXI. “Pa qué lo mato, no desquita”…
- XXII. La flor de San Miguel…
- XXIII. Marché a Kiel al día siguiente…
- XXIV. Al conocerse la fuga de Cástulo…
- XXV. ¡Por lo que más quieras…!
- XXVI. Regresé al hotel…
- XXVII. Cuando llegó a la comandancia…
- XXVIII. Teófilo desapareció de San Perán…
- XXIX. No le hagas caso a la gente…
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