Inquisiciones pervanas

Inquisiciones pervanas

Los deliciosos y a veces feroces relatos de estas Inquisiciones peruanas nos muestran una sociedad que, detrás de su apariencia soñolienta y ceremoniosa, impregnada de olor a sacristía, de rutinas estrictas y dóciles a las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia, hervía de una sensualidad y unas pasiones carnales tanto más intensas y coruscantes cuanto más aplastadas se hallaban por una suerte de prejuicios, prohibiciones y persecuciones. Mario Vargas Llosa

Hablar de la Inquisición supone trasladarnos a una época de torturas, represión y oscurantismo que nadie asociaría jamás al humor y la ridiculez. Sin embargo, después de seleccionar unos casos tan reales como inverosímiles, Fernando Iwasaki consigue hacernos reír conjurando a una rocambolesca cofradía de beatas voladoras, confesores pecaminosos, monjas endemoniadas, obispos sodomitas y otras devotas especies que florecieron en el virreinato peruano. Páginas de Espuma se complace en presentar la edición definitiva de Inquisiciones Peruanas, con la esperanza de que su autor sea prohibido o -por lo menos- excomulgado.

  • Portada
  • Créditos
  • INQVISICIONES PERVANAS
  • Dedicatoria
  • Citas
  • Prólogo
  • Exordio
  • Las apariciones del «Armado». Un caso de exorcismo de 1570
  • El confesor de señoras. Tocaciones de un jesuita intemperado
  • Invocatorium Interruptus. De las virtudes de la santa impaciencia
  • Cuando el que no tiene inga se busca un mandinga. Sobre el pecado nefando en Lima
  • Inés, «La Voladora». Una mística aérea y erótica
  • Una monja castigadora de demonios. Un íncubo en el convento de La Encarnación
  • En olor de santidad. Muerte preciosa de un discreto. Siervo de Dios
  • ¡Zurcidora de virginidades y buscona de simiente. ¡Pucheritos de mistura!
  • El soñador pecaminoso. Delirios de un príncipe apócrifo
  • Bendito era entre todas las mujeres. Un carmelita lector de Boccaccio
  • La Eva limeña. Única sobreviviente de un terremoto que nunca fue
  • El que huyó de Dios. Un escapista en tierra de fugitivos
  • «El monedero de Dios». La limosna como unidad de negocio
  • El irresistible encanto de la sotana. O de la competencia desleal como pecado
  • El proceso de Aristóteles. Un cismático naturalista y sentimental
  • Ángela de Dios, la sacadora de ladillas. De la virtud del exhibicionismo
  • El pie de Lucía del Espíritu Santo. Un místico fetichista del Siglo de las Luces
  • Notas
  • Abjuración final

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