"En el despunte del alba intentando someter el día a sus pasos de mozo curtido en las andanzas de la supervivencia, Josué, comparte el frío bogotano con miles de hombres que con sus uniformes distintivos, y su cara de frustración obedecen sumisos las ordenes perentorias de los dueños de una multinacional de gaseosas y de refrescos. Una masa informe que apenas se conoce; se saludan porque comparten las oficinas sombrías entre los pasillos modernos y los centros amalgamados de la producción. Son unos extraños dentro de su propio territorio. Todos llevan a cuestas el destino de asalariados, la voluntad de la obediencia que les lego el señor; el señor o la sociedad, o ambos. "