"Hora de las desolaciones, y, de las lamentaciones;
ellas, llenan el Mundo, como gritos de profetas, sepultados
bajo las ruinas de los templos, sobre cuyas murallas profetizan...
murallas que se derrumbaron, como para aplastar con ellos,
el horror de sus propias profecías;
ese gemido llena el mundo, con el rumor lamentable de un
huracán, que solloza en el corazón de una vieja selva;
sordos están los cielos y la Tierra, para oír ese gemido formidable;
sordos y ciegos;
las manos de la Muerte, les tapan por igual los oídos y, los ojos;
y, hacen de ellos unos cadáveres más, entre los millones de
cadáveres que empastan la atmósfera con un olor de entrañas
en descomposición"