[. .. ] y como decimos que el hombre en cada mujer siempre busca el seno que lo cebó de su primer alimento, bebía en los pectorales paternales la leche robusta del conocimiento viril". El libro que está en sus manos, no podrá dejar indiferente. De hedía, es probable que una vez leído, por una confusa y compulsiva tumescencia, sea necesario volver a su lectura, para jamás conseguir el olvido. Aquello que abre los ojos, nunca se deja olvidar.