Desde la Arcadia a la que cantaron Teócrito y Virgilio hasta el Norte helado de las sagas islandesas, desde la Irlanda de los santos hasta la lobreguez de los bosques bálticos, pasando por la Ucrania del príncipe Vseslav de Polock, la intolerante Suiza de Calvino, la violenta Alemania de Lutero, la Francia de las luchas religiosas, Galicia y Portugal; en síntesis, de uno a otro extremo del mundo occidental y desde mucho antes de esa Antigüedad que nombramos clásica, siempre ha habido hombres lobos. Sobrevivieron al exterminio sistemático al que, en muchos países europeos, fueron sometidos los lobos, y también a los múltiples fuegos de la Inquisición. Se los ha visto merodear incluso en aquellas latitudes donde el lobo nunca ha habitado. Son una idea monstruosa, el fruto de la imaginación, del miedo, de la noche y la ignorancia. Su realidad se apoya en una enorme variedad de ideas curiosas –y, en más de una oportunidad, absolutamente descabelladas– que Occidente ha ido acumulando, a lo largo de más de dos mil quinientos años, en cientos de historias que, con justicia, merecen calificarse de maravillosas. Las muchas páginas que generaron a través de ese lapso son la materia de este libro, que reúne mitos, leyendas y textos filosóficos, religiosos, literarios, científicos, antropológicos, legales y periodísticos, recopilados a lo largo de mucho tiempo.