Nimiedades: una aproximación al otro, como se denominó originalmente, está marcado por el humor desenfadado, por su inusitada sorpresa y por un minimalismo extremo alrededor de un mundo objetual y ordinario. Sus vocablos aparecen amortiguados por reiterados diminutivos y versos que expresan un deseo de llevar a la poesía la mortaja, el polvo, lo diseminado y vacuo de nuestro entorno metafísico. El volumen se gesta en un ambiente de estudios al final de los 90, época en que el postmodernismo desarticulaba la deconstrucción y todos los previos ismos. Nimiedades, con una poesía fragmentada de voz sorda, lerda, donde el ritmo es quedo, y que semánticamente está marcada por el oxímoron y el sinsentido se erige como un instrumento que ayuda al poeta a redefinir un cosmos.