En 1929 Arlt publica su segunda novela, considerada la más importante, Los siete locos y, dos años más tarde, la continuación de ésta, Los lanzallamas. El argumento de ambas novelas es sencillo: el cobrador de una empresa azucarera, Remo Erdosain, es acusado de estafa. Para devolver el dinero sustraído acude al farmacéutico loco Ergueta y al chulo Haffner (el ''Rufián Melancólico'') y entra en la Sociedad Secreta del Astrólogo Alberto Lezin, quien proyecta fundar una nueva sociedad, basada en la subyugación de la mayoría. Los siete locos y Los lanzallamas poseen continuidad temática y de personajes, pero algunos rasgos las diferencian. El protagonista, Erdosain, roba dinero de la compañía en la que trabaja como cobrador. El móvil del delito no es exactamente el dinero sino la felicidad que le produce desquitarse de aquellos que lo explotan. El argumento tiene un tono más de novela negra en el que se mezclan temas filosóficos durante las conversaciones. En Los siete locos hay un pronunciado dinamismo que, con el avance de los hechos, hace descubrir nuevas intrigas. En cambio, en Los lanzallamas, la estructura es más estática, ya que predominan los monólogos y los largos parlamentos de tono confesional. En las dos obras aparece retratado de modo muy realista el mundo de los bajos fondos de Buenos Aires, con sus tangos, delincuentes, prostitutas y rufianes.