Las Cartas a Elpidio no contienen una defensa de la religión, aunque, por incidencia, se prueban en ellas algunos de sus dogmas. Mi objeto solo ha sido, como anuncia el título, considerar la impiedad, la superstición y el fanatismo en sus relaciones con el bienestar de los hombres, reservándome para otro tiempo presentar un tratado polémico sobre esta importante materia. No creo haber ofendido a ninguna persona determinada, pero no ha sido posible prescindir de dar algunos palos a ciertas clases. Quisiera que hubieran sido más flojos; pero estoy hecho a dar de recio, y se me va la mano. Aunque puede decirse que cada tomito forma una obra separada, he creído conveniente presentarlos como partes de una sola, por la relación que entre sí tienen. Como mi objeto no es exasperar, sino advertir, quedarán inéditos el segundo y tercer tomos, si por desgracia no tiene buena acogida el primero; y éste deberá, entonces, considerarse como una obra separada.