Las Aguafuertes porteñas son fruto de vivencias tomadas de forma directa sin contemplaciones ni parlamentos filosóficos. Unas crónicas en blanco y negro que van captando la realidad sin endulzarlas con colores. En esta obra Roberto Artl recoge las características del género costumbrista. Su ironía ataca de una manera mordaz los vicios morales y sociales del entorno porteño. Las Aguafuertes porteñas, escritas entre 1928 y 1933 en El Mundo de Buenos Aires, son textos breves; y fueron tan populares que se duplicaron las subscripciones los días en que aparecieron.
- Cover
- Title page
- Copyright page
- Sumario
- Créditos
- Yo no tengo la culpa
- Causa sinrazón de los celos
- Soliloquio del solterón
- El origen de algunas palabras de nuestro léxico popular
- Divertido origen de la palabra «squenun»
- La tristeza del sábado ingles
- La muchacha del atado
- La tragedia de un hombre honrado
- Los timadores de sol en el botánico
- Apuntes filosóficos acerca del hombre que «se tira a muerto»
- Silla en la vereda
- Motivos de la gimnasia sueca
- Ventanas iluminadas
- Dialogo de lechería
- El que siempre da la razón
- La señora del médico
- El turco que juega y sueña
- El placer de vagabundear
- ¡Atenti, nena, que el tiempo pasa!
- El hombre corcho
- ¿No se lo decía yo?
- Padres negreros
- «Laburo» nocturno
- El relojero
- El hombre del apuro
- Del que no se casa
- La decadencia de la receta medica
- Conversaciones de ladrones
- La terrible sinceridad
- El idioma de los argentinos
- Psicología simple del latero
- La madre en la vida y en la novela
- La vida contemplativa
- Candidatos a millonarios
- Sobre la simpatía humana
- El tímido llamado
- La tragedia del hombre que busca empleo
- ¿Quiere ser usted diputado?
- Enternecimiento
- Discurso que tendría éxito
- La inutilidad de los libros
- No le pide nada el cuerpo...
- Los libros y la verdad
- El escritor como operario
- Desorientadores
- Concepto claro
- Libros a la carta