La Primera República continúa el episodio anterior, Amadeo I, con los mismos protagonistas: el narrador es Tito Liviano, y Mariclío, la musa de la Historia personificada. En este libro Tito progresa en su carrera, acude a las sesiones de las Cortes como periodista y consigue un puesto en el Ministerio de Gobernación. Al margen de los acontecimientos políticos y sociales, el protagonista se enamora perdidamente de una extraña mujer, Floriana, con la que hace un viaje cargado de simbolismo hasta Cartagena, que se encuentra en plena revolución cantonal.