La historia que sigue es, por supuesto, una ficción aleccionadora. La amistad debe ser un valor sagrado y no tiene que resultar patrimonio de los seres humanos, aunque seamos los que tengamos una noción precisa de su existencia. La historia del niño Mauro y su perro Osy nos ha sacado lágrimas, a su autora y a mí, porque constituye una evocación, un homenaje y un testimonio de la gratitud que le debemos a Chori y Nata por habernos entregado su amor, por habernos permitido ser parte de su manada y compartir nuestras vidas con las suyas. Por haber sido nuestros amigos y más. Leonardo Padura