El 7 de agosto de 1936, gracias a la confluencia de intereses de la CNT, ERC y los pocos militares profesionales que se habían mantenido fieles a la República, la Generalitat de Cataluña constituyó la Comisión de Industrias de Guerra. Este organismo legal, presidido por Josep Tarradellas fue el que se encargó de todos los aspectos relacionados con la producción de armamento y la movilización industrial en el Principado durante toda la guerra. Durante más de un año, dicha Comisión consiguió desplegar una auténtica reconversión de la industria civil a la actividad bélica, fabricando maquinaria, grandes cantidades de bombas y explosivos y cartuchos, en un proceso que fue enfrentando paulatinamente a la Generalitat con el gobierno central, hasta casi la ruptura de relaciones a mediados de 1938.