¿Pero en verdad aprovecha algo leer a Merlin ahora, cuando la posición ideológica que defiende ha quedado tan trascendida, implique al proyecto sociopolítico cubano o al europeo? A la arqueología literaria le basta que sea una mujer desafiante, una voz que reta al falologocentrismo en su propia liza. A esta razón inapelable se añade otra, de poderosa vigencia: la condesa no solo compone su relato desde las demandas de una clase en crisis, también se afinca en presupuestos culturales todavía útiles para comprender zonas de nuestra relación con Norteamérica. El precedente crítico de Mercedes se presenta incluso más necesario cuando Cuba piensa, una vez más en estos dos siglos, su relación con los Estados Unidos. M. G. V. La Villa de París, Sagua la Grande, mayo de 2016