Estas historias detienen el tiempo y nos trasladan a través de las memorias personales de la protagonista a una casi palpable Andalucía de los años sesenta y setenta.
«Nunca más repetiré nada de lo que haga en mi vida. Os voy a demostrar que a partir de hoy la burra es la más lista y que mis notas más bajas que os presentaré será el notable alto»
Con esta promesa solemne ante un traspié escolar Paquita se compromete consigo misma a no dejarse amilanar por los avatares de la vida.
Para una niña cuya madre murió poco después de su nacimiento y cuyo padre huyó, dejándola al cuidado de parientes casi al mismo tiempo, esta promesa no es poca cosa.
La escuela, la maestra y otros entrañables recuerdos de Andalucía donde el candié, que era la merienda obligada de los veranos familiares en la playa, el olor caliente del romero y resina derretida de los pinos, el persistente sonido de las chicharras, las sensaciones del recarmó o bochorno o la visión del agua transportada en cántaros por burritos dejan impregnada el alma de Paquita y Vamos allá nos traslada con ella para sumergirnos, a través de sus memorias en aquel universo andaluz de los años sesenta y setenta.