Los niños interiores es un libro de consumación y madurez, con una modernidad sorprendente, que corona una trayectoria en la que sus grandes temas y tonos siguen siendo la memoria, la trascendencia, la preocupación por lo humano, y ese peso inmenso de la divinidad que palpita en lo cotidiano. Este libro aúna la mística de lo vivido, de lo sufrido y gozado, con una maestría que asocia la ternura y la sabiduría, lo popular y lo culto, lo tamizado por la vivencia en un sentido lírico, biográfico y sublimado. Un libro que medita sobre la vinculación entre el creador y el mundo, con la misma naturalidad e inocencia de esos niños que viven y hablan, si se les escucha, desde el fondo de nosotros. Entre los libros de poesía de Pilar Paz Pasamar (Jerez de la Frontera, 1933), destacan Mara, de 1951, con prólogo de Carmen Conde; Los buenos días, 1954, accésit del Premio Adonais; Ablativo Amor, 1956; Del Abreviado Mar, 1957; La Soledad Contigo, 1960; Violencia Inmóvil, 1967; La Torre de babel y otros asuntos, 1982; Textos Lapidarios, 1990; Philomena, 1994; Sophía, 2003; y las antologías La Alacena, 1986; y Opera Lecta, 2001. Entre sus ensayos, el adelantadísimo Poesía femenina de lo cotidiano, de 1964; La poesía femenina hispanoamericana y la búsqueda de identidades, de 1992; Fernando Quiñones y José Luis Tejada en la época de Platero, 2000; o En torno a Rafael Alberti y las Américas, de 2001. Es autora de piezas teatrales como El Desván, en colaboración con el dramaturgo José María Rodríguez Méndez, de 1955; y Campanas para una ciudad, de 1987; así como de los libros de relatos La Dama de Cádiz, 1990; Historias Balnearias, 1999; e Historias Bélicas, 2004.