Aquella Navidad era especial.
A pesar de que Reece Erskine estaba deseando que acabaran aquellas navidades de una vez por todas, no le importaba darle un par de besos a su vecina Darcy bajo el muérdago. Bueno, un par de besos o lo que hiciera falta... Pero no estaba dispuesto a entablar una relación seria. Después de la dolorosa pérdida de su mujer, su corazón se había endurecido. Las cicatrices del pasado le impedían volver a enamorarse.
Darcy no sabía si podría algun día derribar las barreras que ese hombre había erigido para protegerse del amor…