Maddy Guthrie estaba acostumbrada a trabajar de incógnito, pero hacerse pasar por la amante de un hombre rico era una misión demasiado peligrosa. Especialmente si el "hombre rico" era su compañero Jack Connors, quien exigía que hicieran el amor de verdad para meterse en el papel.
El sexo entre ellos era increíble, pero Maddy sabía que estaba rompiendo todas las reglas. Tenía que trabajar junto a él, y solo podían hablar con seguridad en la ducha o en la cama, donde el mínimo roce les hacía perder el control. Sin embargo, había una amenaza mucho más temible: los sentimientos que empezaban a apoderarse de su corazón.