Ella no entraba en sus planes.
Benedict Faulkner había luchado mucho para salir adelante y convertirse en millonario, ahora tenía la intención de dar vida a su mansión con la esposa adecuada. Pero sus planes no incluían a Riley Morrisset, la alocada mujer que le había mordido la mano y lo había llamado asesino a gritos tras confundirlo con un atracador.
Sin embargo, había algo en aquella chiquilla acostumbrada a luchar por llegar a fin de mes que lo volvía loco. Y ¿por qué la había contratado para trabajar en su casa? Iba a resultarle muy difícil buscar a la esposa perfecta mientras Riley se empeñara en despertar su libido y poner a prueba su autocontrol. Después de todo, quizá la vida con Riley fuera algo emocionante, divertido y maravilloso... ¡aunque eso no fuera lo que Benedict tenía planeado!