A Jake Andersen le gustaba trabajar en situaciones extremas, por lo que el frío helador de Noruega encajaba a la perfección con su estilo profesional. Pero con la compañía de Lydia Sheridan no tardaría nada en subir la temperatura…
Jake quería tener una aventura pasajera con Lydia y a ella le iba a costar resistirse; resultaba difícil negarse cuando su cuerpo le pedía a gritos que se entregara. ¿Podría derretir el corazón de su jefe en sólo una semana? Con una pasión tan ardiente, cualquier cosa era posible.