Entre las muchas cosas que la vida, la experiencia y los años nos enseñan se encuentra la capacidad para observar los hechos desde una perspectiva cercana a la poesía, y también la habilidad de recordar esos hechos como pequeños tesoros al darles, a través de la palabra, la categoría de vivencias únicas que jamás podrán volver a repetirse, pero a las cuales podremos aproximarnos una y otra vez a través de la lectura.
El amor, el miedo al olvido, el inexorable paso del tiempo y sus consecuencias sobre nuestras pieles, las alegrías y tristezas que los días nos regalan… Todas esas cosas que, humildemente, forman parte cotidiana del vivir aparecen reflejadas en una u otra orilla de estos 40 charcos de tinta.
- Poema sin nombre
- Si pudiese detener el tiempo
- Yo habité largo tiempo en esa casa
- Recordarás
- Hay besos
- Antología de asesinatos
- El color sobre la piel de las cosas
- Y yo te vi pasar
- Pesará en mí una distancia
- Allá donde se cruzan las tristezas
- ¿Dónde vas, perdido Teseo?
- Prometo compartir contigo
- Los extremos
- Si alguna vez...
- Pregúntale al viento
- Instrucciones para hacer
- un buen uso de la alegría
- Una explosión de besos
- Entre ella y él
- Anoche te eché en falta
- Volveremos a encontrarnos
- La receta
- Si notas estos días
- Os he buscado tantas veces...
- ¿Qué quedará?
- La mañana
- Tu puerta, que me habló
- Sueño
- Lo que éramos y lo que somos
- Tus imperfecciones
- Quise decirte
- Tu prisión
- No hace falta decir te quiero
- Una mujer mira por la ventana
- No quiero que te marches todavía
- Déjame
- Todos se irán de mí
- ¿Por qué escribes?
- No se puede vivir siempre
- en el invierno
- La pareja acompasada
- Un poema es la noche y es el día
- Vinieron los poetas
- De lo que no fue hecho para el hombre
- La vida es un constante combatir
- Amar
- La vida es tan difícil como tú me contaste
- A Montañana
- Centinela de hierro
- A las Fiestas del Ángel