La escritura epistolar juega un papel fundamental en la reconstrucción de la memoria del exilio. Las cartas, lugar de intimidad y de distancia al mismo tiempo, ofrecen una vía de acceso a vivencias que no suelen entrar a formar parte de la historia oficial.
La primera carta de la correspondencia entre Enrique de Rivas y María Zambrano se remonta a 1959. Tras largos años de exilio en América, ambos habían decidido regresar a Europa y establecerse en Roma.
Precisamente en la capital italiana nació el diálogo afectivo e intelectual que atraviesa este epistolario: 136 cartas que los dos exiliados intercambiaron durante treinta años y que testimonian la historia de su duradera y sincera amistad, así como el origen y el desarrollo de proyectos filosóficos, literarios y poéticos. En estas páginas encontramos una constelación de nombres y figuras de la época, representantes de la España exiliada, intelectuales italianos y mexicanos, pero también lúcidos análisis sobre el exilio y la historia política y cultural del siglo xx.
Con auténtico gusto biográfico, Elena Trapanese reconstruye en el aparato crítico el contexto de los sucesos y reflexiones que protagonizan estas cartas, en su mayoría inéditas y ahora publicadas de forma integral.
Esta correspondencia nos recuerda que los infiernos no se pueden atravesar solos y que, como Dante Alighieri, hay que tener por lo menos un compañero de viaje, un ser querido a quien nos una el hilo de la amistad, capaz de guiarnos. Un hilo para no perdernos “a través de tantos laberintos”.
- Cover
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- Contenido
- Antígona y Endimión en el exilio
- Nota a la edición
- Cartas 1959-1989
- (1959)
- (1961)
- (1964)
- (1965)
- (1966)
- (1967)
- (1968)
- (1969)
- (1970)
- (1971)
- (1972)
- (1973)
- (1974)
- (1975)
- (1976)
- (1977)
- (1978)
- (1979)
- (1980)
- (1981)
- (1984)
- (1985)
- (1989)
- Apéndices