La red ciega nos invita a entrar en un universo poblado de juegos metaliterarios e intertextualidades; de citas y homenajes. En sus relatos y microrrelatos campean las huellas, ora implícitas ora explícitas, de Borges, Cortázar, Arreola o Monterroso, pero también se asoman a ellos Homero, Cervantes, Charles Perrault, Boris Vian o Ernesto Sábato. Las páginas van alternando la sátira con el lirismo; el sarcasmo con la cita y la parodia con la teleología pero, si algo hay que destacar en el conjunto de los relatos, es un fino humor, irónico y sutil, que busca la complicidad del lector y que confía plenamente en éste.