Pospoética estructural del flujo es una partitura con sus lectores y la vida como notas musicales: un conjunto de sujetos que, aunque pudiera parecerlo en un vistazo superficial, no han perdido la armonía y se dirigen todos al mismo punto de fuga de su destino, después de haber vivido sus propios contrapuntos, después de haberse expresado cada uno con su propia voz. Entre los sujetos que dejan su propia musicalidad en el poemario están retratos de artistas como Almodóvar, Haydn o Rothko; o de lugares como Córdoba, el pueblo de Madriguera, o el restaurante Al-Moro en Roma.