PODRÍAMOS SER INFINITOS, ¿Y SI LO FUÉRAMOS?
En estos versos, Carmen García nos muestra su percepción sensible de la vida con la excusa de Fuerteventura. Un pretexto literal, ya que previo al texto estaba la isla que siente y defiende como propia y en la que reside desde hace diez años.
Con el paisaje de su Mancha natal (Puertollano, 1976) en la retina, Carmen García nos habla de sus pasiones y obsesiones, de lo que la atraviesa de parte a parte; donde la búsqueda del horizonte, en un cielo siempre con aves, no es sino metáfora o expresión de lo inexorable elevado aquí a concepto existencial.