El cadáver de Julio César yace, ensangrentado, a los pies de la estatua de Pompeyo y el corazón de Servilia, madre de uno de los asesinos y amante de la víctima, grita por dejar de latir.
«Las calles están agitadas; hasta el atrio llegan gritos y llantos desgarrados, y el cielo plomizo de marzo se tiñe con la luz de miles de antorchas que arden en el foro. La angustia ha nacido en las calles, pero ha reptado como una serpiente vengadora y me ha encontrado en este rincón, anudándose a mi pecho, a mi garganta. No puedo respirar. Voy a morir. Por primera vez en mi vida no quiero que otros mueran. Quiero morir yo».
Roma, idus de marzo, 44 a.C.
Madre del asesino y amante de la víctima, esta es la historia de Servilia de los Cepiones, desde el fondo de su corazón. Retazos de la vida en Roma en una república que se desmorona bajo la aguda mirada y la tormenta de sentimientos encontrados de la amante más querida de Julio César; un retrato íntimo y sincero deuna auténtica matrona romana.